Vivimos una era excepcional en la historia de la humanidad. Jamás la especie Homo a visto amenazado su modo de existencia de la forma en que lo hace en estos días nuestros.
El Cambio climático, que lejos de constituirse como una nueva Fake News, se ha convertido en una realidad cada dia mas palpable.
El ser humano,que se ha constituido a sí mismo como dueño exclusivo del mundo y de todo cuanto en ella habita, se ha convertido en el depredador más despreciado que haya dado la vida en este planeta. Pero en su vorágine, en su sed de progreso, en su productividad indetenible, ha comenzado a degradarse a sí mismo, y no solo en la guerras, sino destruyendo sus propios medios de vida.
Destruye sin miramientos todo cuanto se le cruza en su camino, sin observar siquiera las huellas que va dejando su destrucción.
Los Homo Sapiens, hermanos directo de otros primates, ha olvidado demasiado pronto sus terruñas raíces.
Pero no solo su avaricia es la asesina de especies. También la decidía y el descuido.
Miles de toneladas de plástico son arrojadas a los mares todos los años. Causando cientos de miles de muertes de peces por enredos y contaminación. A su vez, el plástico se degrada, arrojando sus productos químicos a las aguas y la atmósfera. Se contaminan las aguas y a su vez los peces. Entrando, de esta manera los productos de degradación del plástico, en la cadena alimenticia del Homo Sapiens.
En el océano Pacífico Norte se encuentra lo que se ha denominado Vortex. El Vortex o gran parche de basura, abarca unos 700.000 km cuadrados de basura.
También se encuentran estas enormes islas de basura en el Océano Índico y en el Atlántico. Se han descubierto hasta el momento cinco parches de basura gigante en los océanos. Las corrientes marítimas los van arrastrando y juntando. Al agruparse se confecciona una heterogénea masa plástica de más de 500 mil piezas plásticas por kilómetro cuadrado.
La enorme masa plástica que copa los mares, accede a los mismos de diversas maneras. El 20 % ingresa a través de barcos y plataformas marinas. El resto lo hace desde las playas y basureros que a través de ríos acceden al mar.
Las infinitas piezas plásticas no son biodegradables y requieren de miles de años pasa su descomposición.
Lo que sí ocurre con dichas piezas es que se van fragmentando en pequeñas fragmentos plásticos. Estos, luego son fagocitados por la Fauna Marina, ingresando de esta manera en la cadena alimenticia humana.
La toxicidad de los plásticos proviene del plomo, el cadmio y el mercurio en mayor medida.
El DEHP y BPA o el bisfenol obtenidos en la degradación de los plásticos son de gran preocupación para la salud, ya que se los asocia con patologías como el Cáncer y malformaciones Genéticas.
Frente a tan adverso panorama una de las formas de protegerse y la más evidente es disminuir o eliminar el pescado de la dieta diaria ya que la mayoría se encuentra contaminado.
El homo sapiens puede estar ante un punto de inflexión en su existencia errante. Tal vez sea una de sus últimas oportunidades de elegir entre la vida en armonía con la Naturaleza o un reinado despótico que lo conduzca inexorablemente hacia su desaparición definitiva.