Esta es la primera reseña que escribo desde que sé que estoy embarazada. No escribía ni publicaba una reseña en el blog desde mayo, nada más y nada menos que cuatro meses. Cuatro meses en los que casi no he leído, por falta de tiempo y sobre todo de ganas, y lo poco que he leído han sido libros relacionados con el embarazo que, lógicamente, no he querido reseñar. Pero por suerte parece que mi crisis lectora ha pasado y he vuelto a recuperar las ganas de leer y descubrir nuevas historias que, por supuesto, compartiré con todos vosotros.
Pero quiero dejar claro que voy a retomar la actividad en el blog con mucha más calma. Leeré lo que me apetezca, cuando me apetezca y, sobre todo, porque me apetezca. No voy a pedir más libros a las editoriales porque no quiero leer y reseñar con plazos ni prisas. Quiero disfrutar de las lecturas, las reseñas y el blog. No quiero que se convierta en una obligación y deje, por tanto, de ser un placer, una afición, un entretenimiento.Por el mismo motivo he decidido no participar en lecturas conjuntas e ir más a mi aire, improvisando, sobre la marcha. Sin programar entradas, sin establecer días fijos de publicación ni secciones. Así que no sé qué días publicaré reseñas, no sé si leeré novedades o libros que tengo en casa esperando su turno desde hace muchísimo tiempo. No sé con qué frecuencia podré pasarme por vuestros blogs o contestar los comentarios que dejéis en el mío. Lo único que sé es que aunque con más calma y tranquilidad, con menos prisas, sin obligaciones, quiero seguir disfrutando de la lectura, las reseñas y, cómo no, quiero que sigamos contándonos la vida. Y ahora vamos a centrarnos ya en la reseña de hoy, Ochenta melodías de pasión en rojo, un libro que me llegó a casa en abril gracias a la amabilidad de la editorial Maeva. Leí los dos primeros libros de esta trilogía erótica, Ochenta melodías de pasión en amarillo y Ochenta melodías de pasión en azul, el pasado mes de marzo. Entre abril y mayo intenté leer el tercer y último libro de la historia protagonizada por Summer y Dominik, pero no hubo manera, tras varias oportunidades tuve que dejarlo por la mitad. No me enganchaba, no me atraía, estaba saturada del género erótico. Pero como no me gusta dejar un libro a medias, ahora en septiembre he decidido darle una última oportunidad que, esta vez sí, ha sido la definitiva y he terminado la novela que si bien no me ha entusiasmado, al menos me ha enganchado y me ha entretenido. No se le puede pedir más. Entre el segundo y el tercer libro han pasado dos años, dos años en los que Summer y Dominik se han separado y han emprendido cada uno sus propios caminos. Él ha vuelto a Londres y vive con Lauralynn, la chelista. Está centrado en su nueva novela, en la que intenta contar la historia del violín Bailly, para lo que inicia una intensa labor de documentación que le llevará por media Europa. Por su parte Summer ha puesto fin a su relación con Simón, el director de orquesta venezolano y también a su carrera en la música clásica. Ha cambiado Nueva York por Londres y la música clásica por el rock. Necesita un cambio de aires, dar un giro a su vida, dejar atrás su rutina. Y para ello se une a la gira europea del grupo de Chris. Por supuesto, no hace falta que os diga que la casualidad y el destino harán que Summer y Dominik vuelvan a encontrarse y ese reencuentro estará marcado por el deseo, la sensualidad, la seducción y la pasión. Sin embargo creo que de los tres libros este es el menos erótico, algo que al menos yo he agradecido mucho. Asimismo, también me ha gustado que sea una novela más coral que las anteriores, ya que los personajes secundarios como Chris, Fran, Lauralynn, Luba o Viggo Franck tienen en esta ocasión un papel más relevante en la trama, con sus propios sentimientos, deseos, sueños y miedos, que logran que la historia no esté tan centrada únicamente en Summer y Dominik, que sea más variada, amena y entretenida. Otra trama que me ha gustado mucho es la de la historia del violín Bailly, también llamado Angelique, la documentación que sobre él realiza Dominik y toda la parte de la novela relacionada con el instrumento. Una trama más de intriga y menos de sexo y erotismo que, una vez más, he agradecido. Aunque bastante predecible, el final también me ha gustado. Aun así con este tercer y último libro de la trilogía me ha quedado claro que ahora sí estoy más que saturada de este género, me he cansado y no tengo intención de leer ningún otra novela erótica en mucho tiempo. Ahora el cuerpo me pide otros géneros.
Para los que sí queréis seguir con el género y más concretamente con esta saga, deciros que la historia continúa con Ochenta melodías de pasión en ámbar, novela protagonizada por Luba, la sensual bailarina. El cuarto libro de la saga narra su infancia en Ucrania, su pasión por la danza y su despertar a la sexualidad, así como los avatares del destino que la llevaron a desarrollar su particular y sensual estilo de danza. En Nueva York Luba conoce a Chey, un comerciante de ámbar con un oscuro pasado, de quien se enamora perdidamente, pero tras una relación muy tortuosa, Luba acaba por dejarlo. Su trabajo de bailarina la lleva a viajar por todo el mundo, pero no se olvida de Chey, su gran amor. Cuando conoce a Viggo Franck se establece en Londres, donde volverá a encontrarse también con Summer y Dominik y el resto de personajes de la serie.