Rafa (Dani Rovira) es un joven señorito andaluz que no ha tenido que salir jamás de su Sevilla natal para conseguir lo único que le importa en la vida: el fino, la gomina, el Betis y las mujeres. Todo cambia cuando conoce una mujer que se resiste a sus encantos: es Amaia (Clara Lago), una chica vasca. Decidido a conquistarla, se traslada a un pueblo de las Vascongadas, donde se hace pasar por vasco para vencer su resistencia. Adopta el nombre de Antxon y varios apellidos vascos: Arguiñano, Igartiburu, Erentxun, Gabilondo, Urdangarín, Otegi, Zubizarreta e incluso Clemente.
Taquillazo. Desternillante. Tanto se ha hablado de esta película, que no queda otra que ser uno más de los miles de espectadores que ya la han visto. A veces buscamos unas risas, pasar un buen rato, y olvidar por completo lo gris del día a día. Sin más (que no es poco). Y sí, yo me he reído bastante. Cuando te das cuenta se ha acabado, y tú mantienes esa sonrisilla. Plagada de topicazos sobre las abismales diferencias entre vascos y andaluces, transcurre ágil desde el escenario sureño, a los estómagos insaciables del Cantábrico. Terrorismo, radicales, un vestido de boda, alegría flamenca y olé. Comedia romántica made in Spain. Lo mejor: esa capacidad para reírse de todo y de todos.
Y para seguir en tono humorístico, y desintoxicarse de tanta felicidad prometida en manuales de autoayuda, este artículo que incita al gruñido y a dar rienda suelta a nuestro lado oscuro, sin barnices, ni fuegos artificiales.
Samuel Beckett: «fracasa otra vez, fracasa mejor».
Doctor Zeuss «Be who you are and say what you feel because those who mind don’t matter and those who matter don’t mind»