Me encantan las divertidas ocurrencias que tienen los niños a estas edades. Mi hijo no es una excepción y las salidas que tiene darían para llenar un libro, si me acordara de escribirlas todas. La Navidad está dando mucho juego, porque le vamos explicando las cosas y él las entiende a su manera. Cree que la Navidad son las luces de la calle y del árbol y cada vez que ve encenderse las lucecitas dice: "Mira, mamá, la Navidad". Ensaya las campanadas de fin de año con el postre, quiere echar christmas al buzón todos los días ("para que las recoja el señor Bull", dice, prueba indiscutible de que vive en el mundo de Peppa Pig y el cartero de dibujos animados es el que reparte sus cartas) y está entusiasmado esperando a los Reyes Mágicos, aunque cree que Papá Noel ya ha traído demasiados regalos (claro, que le dijimos que sólo traía un regalo y luego aparecieron más paquetes en casa de los abuelos).
Lo del calendario de adviento ha sido lo último. Ayer me pidió la chocolatina de Navidad y le expliqué que ya se había acabado, porque el calendario terminaba en Nochebuena, cuando nacía el niño Jesús. No sé que entendió, pero esta mañana le ha dicho a su padre, muy serio, que el niño Jesús se ha comido todas sus chocolatinas.