Oda a Galavant

Publicado el 28 enero 2015 por Magik
Bueno, pues esta semana se ha terminado la primera temporada de Galavant y el mundo va a ser un poquito peor porque no tendremos nuestra ración de aventuras locas y canciones graciosas. De hecho, estoy por arrancarme a cantar una balada tristona para que quede claro cuánto voy a añorar sus números musicales, sus chistes y a sus estupendos personajes.
Bueno, vale, Madalena, si te pones así no canto, chica.
También estoy por suplicarle a la ABC para que la renueve por una segunda temporada. Total, ¿qué les cuesta darnos otros ocho episodios de nada?
Por favor, ABC, por favor, por fa, renuévala.
En serio, si no la renuevan, me llevaré un disgusto muy grande... tan sólo superado por si renuevan Revenge por una quinta temporada. Por favor, por favor, gente de ABC, majos, terminad la tortura de la segunda y renovad Galavant, por fis. A mí me parece un intercambio bastante razonable.
Y es que, aunque Galavant no es la serie perfecta y aunque algunos números musicales han sido un poco meh (a mí la canción de Madalena me aburrió un montón y no aprovechó lo graciosa que puede llegar a ser Mallory Jansen), sí que ha tenido muchas, muchas virtudes que hacían de ella una serie maravillosa con la que pasabas 40 minutos con una sonrisa casi perenne en la cara.
Por un lado, me ha sorprendido muy mucho como han avanzado en la trama para ser una comedia de 20 minutos y contando únicamente con 8 episodios. En serio, tanto la historia como la situación en la que los personajes están ahora mismo no tiene nada que ver con su inicio y, lo mejor, todo ha quedado bastante natural. Sí, hay muchas cosas absurdas, pero es una comedia musical sobre un cuento de hadas, ¡el absurdo ya está en su planteamiento!

Así que, sí, las puertas de la mazmorra se abrían y todos siguen presos.
Y, sí, Isabella está prometida con un niño pequeño que la ha encerrado en la casa de muñecas más creepy de la historia. ¡Pero qué narices! Galavant no tiene que tener sentido, sino divertir e interesar y es lo que hace.
Porque ha conseguido que todos los personajes molen, incluso esa Madalena que se ha destapado como la villana más despreciable posible. Porque, oye, Madalena es un putón egoísta y vil que disfruta con el poder y jodiendo al personal, pero es muy clara, le encanta serlo y, como ya he dicho antes, Mallory Jansen tiene mucha vis cómica y hace que su Madalena sea tan malvada como divertida. Así que yo he disfrutado muchísimo viendo como pasaba de mera mantenida a hacerse con el trono sin despeinarse.

Todo eso, mientras el supuesto malo de la serie, el rey Richard, se mostraba como alguien más complejo de lo que parecía. Sí, es el ideólogo del retorcido plan para matar a Galavant, no tiene reparos en cargarse a quien sea, pero también es alguien que sólo busca que le quieran un poco, con un sentido del humor peculiar y, en cierta manera, un buen tío. Sólo hay que ver como se hizo amigo del juglar, aún sabiendo que era, palabras textuales de su zorrupia majestad, el boy-toy de Madalena.
Yo sigo amando al rey Richard por encima de todas las cosas y he disfrutado como una enana de su amistad con el cocinero y sobre todo con Gareth. También me ha gustado como, tras toda la temporada con Gareth diciéndole que se comportara con más cojones, lo hiciera al final. Aunque nada ha ganado a ese momento tan tierno, después de que Richard cantara esa nana tan bonita, con Gareth salvándole de Madalena y mandándolo con Galavant de vuelta a su reino para que esté a salvo en un barco pirata (si tenemos segunda temporada, que ojalá, pido que los piratas sean los comandados por Lord Grantham).



No, en serio, muero de amor con esos dos. Qué amistad más rebonica.
La verdad es que pintan bien las tramas propuestas de cara a esa segunda temporada, con Galavant cuidando del rey Richard. Y, sobre todo, haciéndose amigos, que eso yo lo veo venir, sobre todo tras ese hilarante número musical que han tenido juntos en el último episodio. Por cierto, me declaro fan de póster de ese número, porque ha sido uno de los mejores que han tenido. Qué risas, por favor.
También me interesa saber qué papel jugará Gareth, porque está claro que ahora Madalena se ha hecho con el trono de Valencia (yo la quiero vestida de fallera mayor, por cierto) su papel de villana aumentará, pero no sé qué hará Gareth: ¿seguirá siendo leal a Richard o preferirá el poder? ¿Se dejará seducir por Madalena? ¿Y qué será del pobre Sid que ha sido el único que se ha quedado como preso en el palacio?

El cliffhanger de Isabella ha sido el que más igual me ha dado porque, de hecho, la princesa de Valencia es la que menos me interesa de todos.
A decir verdad, ha sido el único personaje principal que no ha tenido un episodio centrado en ella y, también, el personaje más tópico. Es curioso porque los guionistas de Galavant han mostrado tener mucho cariño por todo su elenco: empezando por esa extraña (y brillante) pareja formada por el cocinero (que ya tiene hasta nombre) y Gwynne, que es tan lúgubre que deja a las góticas de alegres animadoras, y terminando por el juglar o los reyes de Valencia, que han tenido momentazos en los dos últimos episodios.
Los guionistas podían solucionar cosas de forma absurda, incluso olvidarse de ciertos detalles, pero no se han olvidado nunca de sus secundarios. Y eso mola, sobre todo porque yo le había cogido cariño al bufón, por ejemplo.
Otra cosa que me ha gustado de Galavant es que tiene un ligero toque de metaficción y lo ha tenido en su justa medida. Es decir, algo tipo Abed en Community y no tan bruto como hicieron en el episodio 100 de La que se avecina. Es decir, los personajes eran muy consciente de que, de repente, se ponían a cantar sobre sus sentimientos y no tenían reparo en hacer comentarios al respecto (el rey Kingsley dejando grogui a Galavant porque era un pesado cantando, por ejemplo). El juglar que actuaba a veces de narrador, también comentaba cosas como que nos estaba poniendo al día o que estábamos ante el final de temporada, todo ello con gran sentido del humor.

Porque, en serio, me he reído muchísimo con Galavant. Vale, no todas las bromas funcionaban igual, pero es que las han tenido tan buenas que todavía las recuerdo: el juego de palabras del eunuco, el episodio en el que todos decían algo súper rebuscado para quedar y otro personaje decía lo de "a las nueve, ¿no?", el mago Xanax, los reyes de técnicamente al lado del mar...
Vamos, así, como resumiendo, que Galavant me ha encantado y espero que la renueven, aunque sea difícil. Pero, jolín, es que ha tenido muy mala suerte con su emisión, pues los episodios del tres al seis siempre coincidían con algo importante (los Globos de oro y un partido decisivo de cara a la Super Bowl, si no me equivoco). Además, aunque no haya llegado a la audiencia que tiene Once upon a time, cuyo hueco ha heredado, sí que ha superado a las otras dos ficciones que la ABC emite el domingo: Revenge y Resurrection.
Sí, me estoy dando ánimos a mí misma, xD.
PD: Este post ha sido escrito mientras mi baby Groot y yo movíamos nuestros cabezones al unísono al ritmo de I want you back. Sí, me ha parecido muy apropiado, dado que estaba hablando de un musical y, así, de paso, os doy envidia, muajaja... Creo que se me ha pegado la maldad de Madalena. Ay.