El presidente Barack Obama diserto en conferencia de prensa en su paso por Argentina. Elogio el abordaje del nuevo Gobierno para sacar al país del default contrarreloj, en una serie de afirmaciones económicas que desbordan ese tema y se centran en la polémica entre shock y gradualismo que sigue atravesando a la gestión del PRO...
Cuando el entonces presidente de los EEUU Barack Obama visito la Argentina en marzo de 2016, en unas de sus entrevistas con la prensa se refirió a las distintas políticas económicas del momento donde se planteaba el debate entre la aplicación de medidas de shock o de gradualismo. En ese momento Alfonso Prat Gay se encontraba al frente de la cartera de economía del flamante gobierno de Mauricio Macri y sostenía convencidísimo que no existía otro camino que aplicar el gradualismo con la excusa, tal vez entre otros argumentos, por la pésima situación económica heredada del gobierno anterior que genero una imagen muy desfavorable ante la opinión pública internacional. En ese punto, durante su disertación, Obama se despacho con una frase fuerte pero contundente sobre las difíciles decisiones que en determinadas ocasiones un mandatario debe tomar frente a la disyuntiva sobre gradualismo o shock. En base a su propia experiencia, el presidente norteamericano dijo:
"Cuando llegué a la presidencia en 2008 el sistema financiero estaba yéndose por el caño, como quien dice. Tuvimos que tomar una serie de decisiones muy difíciles que no fueron acogidas con beneplácito en aquel momento. Pero, gracias a eso, los bancos fueron cubiertos más rápido que los bancos europeos, nuestra economía se recuperó más rápido y empezamos a generar más empleo"Al final concluyo: “A veces el dolor a corto plazo y el tener que tomar acciones decisivas en una etapa temprana es lo más oportuno, en lugar de dejar las cosas para mañana y terminar con una serie de problemas que se perpetúan y no nos deja restaurar nunca la confianza necesaria”. Era obvio que el mensaje que le estaba dando al gobierno sugería con vehemencia que el camino a seguir tenia que ser a través de políticas de shock. Y el tiempo termino dándole la razón a Barack Obama.¿Pero que lo hace distinto Macri de Obama frente a situaciones límites o complicadas como la que comento, donde el margen de maniobra con el que se dispone al momento de decidir que camino tomar, no es el mismo para cada uno de ellos? Seguramente el contexto social de un país a otro difiere de cabo a rabo donde las idiosincrasias juegan un papel preponderante difícil de eludir. Una de las principales presiones con las que debe lidiar el presidente argentino son los sindicatos, los movimientos sociales y también, muchos de los políticos de la oposición, que no lo expresan en público, pero se sabe muy bien que soportan la idea de ver que, a un gobierno no peronista-no populista, le vaya bien y consiga sacar el país adelante, erradicando para siempre la idea de que solo el peronismo puede gobernar la Argentina.Villa La Angostura, lugar privilegiado para Macri y su encuentro junto a los Obama. Risas y elogios de ambas partes fueron intercambiados en un clima muy distendido, donde se entrelazaron vínculos de amistad entre un presidente a poco de dejar su cargo en la Casa Blanca y otro, recientemente asumido. Ambos acordaron colaborar uno con el otro, más allá de sus roles como hombres de estado. Al final del camino, esa amistad será el punto de encuentro. Solo la historia los juzgara como estadistas o simplemente como presidentes.
Sin embargo y ya transcurrido prácticamente tres años del primer mandato del frente “Cambiemos”, la economía no logra encontrar el rumbo hacia el crecimiento y desarrollo que se necesita para estar medianamente a la altura por lo menos de Chile, Colombia o Perú donde los índices de inflación anual no superan el digito, a pesar que ellos también tienen sus problemas de pobreza e inseguridad, entre otros. En estos días todos los argentinos tuvimos que sufrir los terribles embates provocados por una devaluación que comenzó por abril de este año, producto de decisiones mal tomadas como fue la “intervención” del poder ejecutivo en el manejo del Banco Central, a partir del 28 de diciembre del año pasado. Allí la figura de Marcos Peña transcendida por encima del presidente del BCRA, Federico Sturzenegger, determino que era necesario un cambio de timón y puso la proa del barco directo hacia el iceberg. Nadie iba a imaginarse que vendría después. Luego del encontronazo con un resultado completamente negativo, el gobierno no hizo una profunda autocritica que le permitiera barajar y dar de nuevo, removiendo todos aquellos funcionarios que eran incompetentes con su función. Apenas un maquillaje con el cambio del presidente del Banco Central se intentó ponerle freno a la sangría de desaciertos, con lo cual se produce la renuncia de Federico Sturzenegger por su ineficiencia en el combate contra la inflación, pérdida de credibilidad y en medio de un clima de turbulencias cambiarias por la apreciación del dólar. Muchos opinan que Federico termino siendo una víctima y no el culpable de todo ese descalabro de medidas tomadas desde la jefatura de gobierno, y que en si el responsable fue el Jefe de Gabinete Marcos Peña. Lo cierto es que, entre la asunción de Sturzenegger y finales de agosto de 2018, las reservas del banco central habían caído unos 5.200 millones de dólares. Con la llegada de Luis Caputo al frente de la primera entidad monetaria se pretendió salir la complejidad que se había armado en la economía argentina, sin lograr tener éxito, empeorando aún más la situación.
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"Y SE DEJARON VER..."