Me consta que algunas personas ya han puesto a disposición judicial los nombres de las personas que publicaron estos mensajes y que la policía ya está en ello, aunque me gustaría que no tuviesen que actuar por esta clase de cosas, aunque, desgraciadamente, en Cataluña ya estamos acostumbrados a esta clase de ataques, lo cual no quiere decir que nos gusten. Y es aquí donde viene la ironía del asunto. Por un lado, mensajes como estos demuestran el odio de parte de la sociedad española hacia Cataluña, pero esta misma parte de la sociedad es la misma que luego no quiere que Cataluña se separe de España. En este caso, la pregunta obvia sería: ¿Cómo reaccionaria esta misma gente si los muertos hubiesen sido familiares suyos y desde Cataluña hubiese gente que se alegrara que los muertos hubiesen sido españoles? Lo más probable es que hubiésemos tenido que aguantar tertulias en los que nos hubiesen puesto a parir a todos los catalanes, ya que muchos no distinguen a unos cuantos de toda la población.
Pero, en definitiva, todo esto proviene de los nacionalismos, sobre los cuales pienso desde hace tiempo que es una de las peores lacras de la sociedad, de cualquier sociedad. Cualquier nacionalismo, al igual que cualquier otro extremismo, solamente trae problemas a todos aquellos que lo practican, sea catalán, español o de cualquier otra zona del mundo. Solamente trae odio hacia aquel que lo practica. Pero es que, además esta clase de mensajes genera todavía más odio, lo cual nos lleva a un ciclo sin fin cuyo final es impredecible. Vamos, que quizás lo mejor que puede haber pasado con la final de Copa del rey es que ésta no se celebre en Madrid.