Luego del caso de Romina Perrone, la niña de 10 años que fue hostigada por una compañera de grado en Facebook, el Inadi lanzó el Observarorio de Redes Sociales, que recibe 45 denuncias de discriminación por semana.
Por Marina Pagnutti
¿Qué harías si un día entrás a Facebook y encontrás que miles de personas se unen para odiarte? ¿Crees que no puede pasar? No estés tan seguro. No solo es sencillo crear un grupo en la red social más popular, sino que las posibilidades de propagar el odio multitudinario se multiplican por mil, en parte por los escasos filtros de moderación y el uso compartido entre distintas plataformas.
Y así lo confirma la existencia de páginas y grupos como: “Fumigar a los negros cabeza”, “odio a los judíos”, “odio a los bolitas que usan ropa trucha”, “Yo también odio a los pobres”, “Mataría a un villero si me dicen que nadie se entera”, y “3 razones para odiar a Romina Perrone”.
Cientos de perfiles que se abren a diario y siguen miles de personas. Espacios repletos de mensajes que atentan contra los derechos y la dignidad, por motivos raciales, religiosos, de sexo, nacionalidad o de pertenencia a determinado grupo social. Un plano apto para la catarsis textual y visceral, sin límite de edad, y con diversidad de conflictos.
Mientras el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (Inadi), señala que por semana recibe 45 denuncias de hechos discriminatorios a través de la web; un informe de la Fundación Wiesenthal, dice que en la red existen 10 mil sitios que incitan el odio. Lo que da como resultado un combo perfecto, donde conviven la intolerancia, el anonimato, y una gran posibilidad de difundir el peor costado del resentimiento humano.
Víctimas 2.0. Romina Perrone tiene 10 años, un hermano y una mamá que haría cualquier cosa por verla feliz. Está en quinto año de un colegio de Villa Urquiza, y nunca imaginó que Cleopatra Loyacono, su compañera de grado, iba a ser capaz de crear un grupo en Facebook, mencionando tres razones para odiarla. Hoy suma cinco mil fans. Y a pesar de todos los mensajes en repudio y los pedidos de cientos de seguidores para eliminar la página, la inquisidora comunidad sigue inalterable en el ciberespacio.
Eliana Giovanaz, madre de Romina, continua su lucha por distintas vías para frenar el sitio que la tiene como protagonista a su hija, pero sin demasiados resultados.
“Llamé a la mamá de Cleopatra y lo que recibí fueron insultos. Intenté hacer la denuncia en la comisaría, me derivaron a la fiscalía y como no podían hacer nada, porque se trataba de una menor, me sugirieron el INADI. Nadie me respondió, por eso hice público el caso”, cuenta Eliana.
Hace dos meses que la tranquilidad de la familia Perrone dejó de ser rutina. Fue tal el impacto del caso, que la preocupación se extendió en la escuela, en el INADI y en la misma Romina. Fue el disparador para que el organismo oficial tomara una posición más activa ante la discriminación en la red.
“Romi no durmió tres noches seguidas, todo esto le hizo muy mal. Se obsesionó tanto que tuve que eliminar su perfil. No entiendo como una nena de 10 años puede hacer tanto daño”, dice la mamá.
Claudio Morgado, titular del INADI, a raíz del caso Perrone y otras denuncias, anunció la creación de un Observatorio de Redes Sociales.
“No queremos regular ni censurar los contenidos de las redes sociales. No es sencillo establecer el límite hasta dónde la libertad de expresión en Internet puede vulnerar los derechos de los ciudadanos. Pero actuaremos siempre y cuando se inflija el Art. 3 de la ley 23.592″, adelanta Morgado.
El ciberacoso puede involucrar o no un acto de discriminación, “por este motivo, la incumbencia del Inadi debe considerarse en cada caso, según las características de la agresión”, aclara su titular.
El Observatorio funcionará dentro del área de medios del organismo. Ahora se encuentra en la etapa de reuniones con los responsables de las plataformas locales y extranjeras con sede en el país, como: Facebook, Yahoo, Sónico y Taringa, entre otras.
“Sin duda el ciberbulliyng crece. Por eso buscamos un acuerdo con los administradores de las redes, que nos permitan ser ‘usuarios privilegiados’ para monitorear las páginas que vulneren derechos. La idea es ingresar en esos espacios y explicarles a sus seguidores lo que expresa la legislación en materia de discriminación. Queremos buenas prácticas. No regular contenidos”, culmina Morgado.
El impacto interior. El psiquiatra Harry Campos Cervera, sostiene que las redes sociales presentan dos inconvenientes difíciles de contener. “Por un lado, abarcan una gran capacidad de difusión de los mensajes, y por el otro la ausencia de modulación. Es decir que el vínculo presencial modula las reacciones que se puedan suceder. Disminuye la agresividad. Es con el anonimato donde el factor emotivo está ausente. Por eso se agravan estas situaciones en las redes sociales”.
En cambio, para la psicóloga Beatriz Goldberg: “Las redes potencian todo. La sensación de plenitud que tiene una persona al subir un contenido y que miles de internautas le contesten es excitante. Y en los casos de hostigamiento aún más. Pero estas vías de comunicación, en general afectan a personas más vulnerables, puntualmente al adolescente”.
Para María Zysman, psicopedagoga y especialista en bullyng, asegura que la contención familiar es fundamental en todos los casos. “Los padres tienen que estar alertas, saber en qué están sus hijos. Muchos chicos lo hacen por diversión. Pero tienen que saber y entender el daño que causan”.
Zysman aclara que el error más común de las redes sociales es fomentar la competencia. “Por un lado tenemos un grupo ‘odio a los judíos’, pero por el otro está el de ’24 hs. para que cierren el grupo odio a los judíos’. Se debate una resistencia entre buenos y malos, a ver quien suma más adeptos. Los que piden que se cierre creen hacer la buena acción. Pero también están dentro del juego. Pero con una actitud más pasiva”.
Todos los especialistas coinciden en el diagnóstico: la educación y la conciencia social son los dos pilares para disminuir la violencia. Y alegan que el problema no es la herramienta, sino el mal uso y la falta de controles.
Efecto ciberbullying. Los casos de acoso a través de medios electrónicos se extienden a la par del desarrollo de las nuevas tecnologías.
Argentina no posee una ley que regule las redes sociales, ni los contenidos que se publican en ellas. Solo cuenta con la Ley 26.388 incorporada en 2008 al Código Penal, tipificando como delito la pornografía infantil por Internet u otros medios electrónicos; violación, apoderamiento, intercepción y desvío de comunicaciones electrónicas, y fraude informático, entre otros.
Una encuesta de Slonje y Smith, realizada en siete países -entre ellos EEUU, España, Colombia y Chile- dio como resultado que 2.542 escolares sufrieron ciberbullying o ciberacoso, es decir un total de 12,1%.
De los 9.433 estudiantes varones de la muestra, el 22,4% usaron el celular o Messenger para perjudicar, mientras que sólo el 13,4% de las 11.508 chicas reconoció acosar a otros. El dato hace pensar que el acosador digital es un rol que desarrolla más el sexo masculino. Por otra parte, el 19,25% de los chicos encuestados fueron víctimas de ciberbullying. Las chicas afectadas por la violencia digital fue del 13,8%.
En los Estados Unidos analizan una ley para que el agresor sea multado o condenado a dos años de prisión e inclusive aplicar ambas sanciones.
El proyecto está motivado por la tragedia de una adolescente estadounidense que se suicidó tras ser hostigada y acosada por una persona mayor a través de una red social.
En el país, la idea de una nueva legislación que condene el ciberacoso esta muy verde. En principio, se espera un desempeño del Observatorio de Redes. Monitoreo y denuncia. Un mínimo paso contra la intolerancia virtual.
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“Sería hipócrita culpar a una página web”
Por Juan Faerman (*)
(*) Escritor y guionista. Autor del libro Faceboom
Somos muchos los preocupados por Facebook y los “grupos de odio”. Pero en mi caso no es que Facebook me quite el sueño, sino porque me preocupa cierta liviandad con la que se considera el tema. Reitero: eso no se debe a que crea que la red social es demasiado importante, sino por el contrario: aunque a usted le cueste creerlo, nazis hubo desde antes de que existiera Facebook. Y sin llegar tan lejos, casi todos alguna vez nos sentimos mal porque nos burlaron en la primaria. Aceptémoslo: Facebook es una página de Internet. Por eso, a fin de cuentas, lo que ahí pase o deje de pasar es responsabilidad nuestra. Es verdad que la virtualidad hace que ciertas conductas se pongan de relieve, pero sería al menos
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Por una red segura y libre
Por Tomás O’Farrell (*)
(*) Fundador y Chief Marketing Officer de Sonico
Sonico cuenta con un equipo de moderación que monitorea los contenidos generados en la red, de manera manual o automatizada, con el fin de minimizar al máximo información inapropiada. Para realizar este trabajo, los moderadores reciben capacitación y, el criterio que se aplica para realizar profesionalmente esta tarea, es un mix entre el sentido común (para eliminar pornografía, por ejemplo) y el soporte legal. Para casos de agravios y discriminación, nos basamos en la Ley 23.592 de Argentina y leyes similares de otros países. También los usuarios, desde la misma plataforma, nos alertan de estos casos a través del botón “denunciar” o desde el Centro de Ayuda. Es interesante ver cómo este sistema de autorregulación funciona de una manera muy satisfactoria que sirve para complementar el trabajo de los moderadores y así llegar a tener una red social segura y libre.
En este sentido, la iniciativa del Inadi, de crear un observatorio de redes, sería de gran utilidad para poder efectuar mejor este trabajo y replicarlo con organismos similares a nivel internacional. En casos no tan explícitos y de menor gravedad, los moderadores se contactan directamente con el usuario responsable del grupo/ página o contenido, tratando de explicarle las razones por las cuales tiene que eliminar esa información y, en el 50% de los casos, el usuario lo hace. Si bien no todos los casos de concientización son exitosos, creemos que el ámbito de nuestra red representa una gran oportunidad para los diferentes organismos de informar y educar, incentivando a las personas a reflexionar y a modificar sus conductas. Por eso es fundamental el rol de un moderador.
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Autor: Marina Pagnutti
Fuente: Diario Miradas al Sur – 30/05/10
Foto: IB