No se puede comparar a un hombrecillo atormentado que vivía en
la Tierra media, con un gran estadista.
Un Señor con doble personalidad que cuando conserva el juicio
responde al nombre de José María, y cuando le intentan robar
su Tesoro se transforma en un Aznar capaz de despotricar contra
el Gobierno de España en varios idiomas, sin que se le caigan
los Anillos.