Participo hoy en una mesa redonda en el IX Congreso Internacional de la Asociación Hispánica de Humanidades, que ha comenzado esta mañana en Cáceres (en el Instituto de Lenguas Modernas) y que durará hasta el viernes 22, cuando se clausure tras una conferencia plenaria de Malcolm Compitello, de la Universidad de Arizona, sobre «Cartografías culturales españolas modernas». El programa es nutridísimo —el libro editado con todos sus contenidos tiene ciento sesenta y cinco páginas, casi tantas como congresistas participantes— y es todo un acontecimiento que la ciudad de Cáceres acoja esta reunión científica que ha adoptado el título de Aportaciones y retos de la tradición cultural hispánica en una sociedad global. La mesa de esta tarde (19:30 horas) tiene el epígrafe «Oeste XXI», para tratar las artes y las letras en la Extremadura contemporánea, sobre cómo se ha superado la noción localista de una cultura «extremeña» para incorporar Extremadura como espacio de referencia de una creación artística de calidad, y referente en un ámbito internacional. Las obras de quienes intervienen en la mesa de debate lo muestran. Dos poetas —Ada Salas y Álvaro Valverde—, un artista plástico —Hilario Bravo— y una cineasta —Irene Cardona.