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En algún momento entre los primeros reyes visigodos y el fin de las Guerras Carlistas se configuraron los estereotipos regionales.Éstos, aparte de proporcionar oportunas brasas a la ya de por sí imponente Hoguera de los Chistes de Lepe, poco han hecho por conciliar a los habitantes de la Península y ayudar a paliar las rencillas interprovinciales. Cierto es que la animosidad entre vecinos es algo inherente al espíritu humano, no hay más observar una "Reunión de la Comunidad" para constatarlo, pero el hecho de que reduzcamos la pluralidad y diversidad de un ámbito geográfico a un simple adjetivo (tacaño,vago,falso o bruto) no mejora en nada esta situación.Julian Iantzi. Imagen de http://www.eitb.com
Si de verdad se quiere conocer el carácter de as gentes de un pueblo no hay como una estancia en el lugar y la interacción con los locales para desdibujar las barreras que la lírica popular y una suerte de xenofobia interna habían trazado en la memoria colectiva. La pena es que,al precio que va la estancia en hotel y debido a a preocupante falta de períodos vacacionales que padecemos, hoy en día no se puede visitar la geografía cercana tanto como uno quisiera.Pues bien, si bien se halla un poco adulterado debido al glamur de a cámara,no hay como el programa El Conquistador del Fin del Mundo para hacerse una idea de cómo somos en realidad los vascos. Cierto es que este reality de la ETB no es plato de buen gusto para todos (aunque sí de una buena parte de nosotros) y que puede haber muchas cosas que "se magnifiquen" en este show pero yo, al menos, no puedo negar que cada vez que lo veo se me escapa algún que otro "¡¡pero mira que somos!!".El programa en cuestión es un reality de aventura al estilo de Supervivientes sólo que menos famosos y más putadas para los concursantes. En sí, la base del concurso pasaba por tomar a un grupo de vascos y llevárselos a la otra punta del mundo (La Patagonia Argentina) a hacerles pasar frío, hambre y añoranza aunque esto último más bien lo tenemos que suponer porque ya sabéis que "nosotros no somos de mostrar sentimientos"*
A pesar de que el programa empezó de manera un tanto inocente tras la estela de los realities de otras cadenas (en la primera edición había hasta un confesioario) en seguida empezó a desarrollar un espíritu e idiosincrasia propios con pruebas que se recrudecían año tras año, unas raciones alimentarias menguantes hasta límites insospechados y un número creciente de concursantes y equipos.
Jose Luis Korta. Imagen de http://www.elcorreo.com
El perfil del concursante medio también es variado aunque se tiende a tipo joven-deportista (muchos hasta son deportistas profesionales) lo que es perfectamente comprensible una vez que se ve el tipo de pruebas que se realizan en el concurso y las cualidades físicas necesarias para superarlas. Sin embargo, entre las filas de concursantes tipológicamente similares siempre hay un par de figuras que destacan como el "personaje conflictivo", incluido única y exclusivamente para que se lleve mal con los compañeros; la "amatxu", personaje generalmente femenino, falto de forma física y entrado en años que cuida, alimenta y protege al resto de su equipo solo para ser ingratamente nominado a la primera señal de peligro (en extinción); o el "ertzaina", en forma, muy competitio y con unas dotes de liderazgo que le llevan, por lo general, a discutir toda otra forma de autoridad que sea competencia directa.Además de estos tipos de concursantes ha habido muchos otros cuyos nombres (o motes) se recuerdan por méritos propios, bien sea por aguantar contra viento y marea as constantes nominaciones de los compañeros (Gotzon) , batirse en duelo y salir victorioso/a una tras otra (Diana) o, simplemente, por su buen carácter y su calidad de persona entrañable (Lobo, Ángel, Metxa...)
Eso sí, quienes otorgan el auténtico carácter al programa y sin los cuales éste no sería el mismo son, indudablemente, los capitanes, en concreto, Jose Luis Korta y Juanito Oiarzabal. El primero y más veterano de los dos se ha ganado a pulso un hueco en los corazones de los telespectadores, pues en casi una década de participación nos ha mostrado, entre rabietas y cabezonerías, al "Korta Verdadero" quien por mucho que se enfade y reniegue de la organización no puede esconder un corazón tan grande como la propia Bahía de la Kontxa.
Por su parte, Juanito, a quien algunas conoceréis por su participación en Superpivivientes ha sabido con los años convertirse en la pareja perfecta de Korta y mostrar, tanto al público como a los concursantes, una faceta tierna que al principio ocultaba celoso para sí. Así, estos dos capitanes, que a veces son equipo, y más a menudo contrincantes, son el Ying y el Yang hecho carne. Amigos y rivales a un tiempo, ellos son parte de la propia esencia del concurso y el motor que sigue haciendo al programa líder de audiencia entre los vascos.
Korta (dcha) y Juanito (izqda). Imagen de http://www.elcorreo.com
Obviamente, además de ellos también ha habido otros muchos capitanes entre los que destacaría, personalmente, la presencia de Blanca Fernández Ochoa que nos conquistó el año asado con su buen carácter y su filosofía Flower Power o Manu Maritxalar, que también ha repetido el el programa con su particular carácter que se odia o se ama.Y, por supuesto, no puedo terminar esta crónica sin mencionar los directores de orquesta que serían Julian Iantzi en su papel de presentador y Patxi Alonso quien, tras trabajar varios años tras las cámaras, dirige y presenta ahora el debate.En fin, tras estas palabras huelga decir este reality que este año celebra su décima edición me tiene enganchada perdida y que, junto con el desaparecido Pekín Express, forma parte de las pocas cosas en el mundo que me hacen esperar el domingo con ilusión. Si tras estas palabras os ha picado el gusanillo sabed que podéis verlo online desde a página de la EITB (aquí) donde encontrareis todas las ediciones hasta la actual fecha. Mi consejo, empezad por el principio y dejaros "conquistar".
Un beso y feliz domingo!
* Díganselo a los muchos concursantes que salieron de la aventura entre lágrimas de tristeza