Oficina de patentes

Publicado el 04 diciembre 2011 por Juliobravo
Ya han pasado tres días desde el estreno de Oficina de patentes en Microteatro por dinero, y al público parece gustarle. En prácticamente todas las sesiones hemos llenado la sala y los comentarios son positivos. Estoy feliz, pero también algo perplejo y confuso, porque es una situación totalmente nueva para mí; todo se ha desarrollado muy deprisa y ha ido sobre ruedas. A finales de julio, Sonia Dorado y yo asistimos a Microteatro; yo había oído hablar mucho y muy bien de este proyecto, y me encantó la fórmula. Sonia comentó conmigo la posibilidad de hacer algo, y al cabo de unas semanas me había comprometido a escribir algo para ella y para Alberto Sánchez. No recuerdo cómo llegué a la idea de situar la obra en una oficina de patentes y de plantear la situación: el diálogo entre una funcionaria y el hombre que llega para patentar un invento. Escribí un par de folios y se los di a leer para ver si se encontraban cómodos con el tono de la comedia, que arranca con diálogos muy vivos y escuetos. Les gustó y unos días después (gracias a la sugerencia de Sonia de que nuestro protagonista inventara el futuro) tenía listo el texto. A los actores les pareció bien y yo se lo envié a Juan Carlos Pérez de la Fuente (que además de uno de los grandes directores de este país es un buen amigo), a quien le pedí que lo leyera y me diera su opinión sincera. Me llamó encantado con el texto y eso me animó a preguntarle si quería dirigirlo. No dudó, así que teníamos proyecto. Lo enviamos a Microteatro por dinero y un par de semanas más tarde nos llegaba la gran noticia: nos habían seleccionado para formar parte de la programación de diciembre. Presenté a los actores a Juan Carlos, que ha mostrado desde el primer minuto una generosidad superlativa, y comenzaron a trabajar. A mí me "apartaron" de los ensayos; lógico, el texto ya era suyo. Se incorporó al equipo Alicia, la hermana de Sonia, para idear la escenografía, y el 1 de diciembre se "levantó" el telón.
Juan Carlos Pérez de la Fuente ha llenado la puesta en escena de detalles que enriquecen enormemente la peripecia, y ha encontrado en los dos actores, Sonia y Alberto (curtidos en el musical, pero con escasa experiencia en el teatro de texto), la complicidad, la dedicación y la calidad necesarias para dar vida a los personajes. Los dos se han entregado por completo al proyecto, y muestran una naturalidad y una chispa verdaderamente plausibles.
Hay más personas a quien tengo que agradecerles su amistad: Danny Mejías, que lo primero que me dijo cuando supo que estrenábamos: "Yo te hago la prensa". Danny es uno de los mejores jefes de prensa que conozco, y un gran amigo, prácticamente un hermano. Ángel de Antonio no puso un solo pero cuando le pedí que hiciera unas fotos de los actores y del director; la sesión en casa de Juan Carlos Pérez de la Fuente, sin apenas condiciones, fue muy divertida y fructífera. Y he encontrado una respuesta extraordinaria en compañeros míos, tanto de mi periódico como de otros medios, que han ayudado con mucha generosidad a difundir nuestra presencia en Microteatro.
No me considero autor; tengo demasiado respeto por esa palabra, porque sé que escribir una obra de teatro es una labor que requiere de un esfuerzo que yo no soy consciente de haber realizado. No sé, me lo han preguntado varias veces, si voy a seguir escribiendo teatro; siempre, lo confieso, me ha tentado, e incluso había pergeñado el inicio de alguna función, que se ha quedado en simple intento. Quizás lo retome, quizás prepare otro proyecto para Microteatro, quizás pruebe a escribir un texto largo, quizás... Solo quizás. De momento, me quedo con la experiencia de estos días, que me están llenando mucho más de lo que yo había podido imaginar.