Oficios del Cazador (Parte 2)

Publicado el 02 agosto 2019 por Carlosgu82

Llegué a este bosque y decidí empezar a entrenar con lo que tenía, la espada me resultaba tan pesada que poco a poco adquirí mayor fuerza y agilidad, pero lo que cambió todo fue un instante en el que encontré a un hechicero que al ver mi dedicación y disciplina me regaló un elixir que potenció muy resistencia y fuerza a tal punto que mis heridas sanaban rápidamente y mi fuerza llegó a ser descomunal. Era solo cuestión de tiempo para que en mis andanzas me encontrara nuevamente a los asesinos de mi gente, sucedió mientras estaba tranquilamente comiendo en un puesto de mercaderes, llegaron montados a caballo varios de ellos con su líder, no había olvidado su cicatriz en el ojo izquierdo. Yo estaba completamente cubierto con un manto negro así que no me reconoció pero tan pronto como se acercó a matar a los mercaderes no dudé en cortarle cuello pero esquivó el movimiento y los que lo acompañaban me atacaron casi al mismo tiempo. Como una ráfaga de viento pasé a través de ellos después de cortarlos en pedazos y ante la mirada atónita del líder lancé mi espada para que recibir cualquier ataque al cuerpo mientras le decía que aún no había acabado con todo mi clan. Todos pensaban que había perdido el juicio pero al atacarme detuve su espada con solo mis manos y lo tumbé al suelo para clavarle la espada en su mano, mientras me rogaba piedad, de pronto vino a mí el recuerdo de mis padres que fueron asesinados cruelmente y terminé dejando la espada clavada en su cráneo para marcharme quitándome un gran peso de encima. Era de esperarse que ganara cierta fama con tantos espectadores en mis batallas, sin embargo fue el rey que observó aquella demostración de destreza y me llamó especialmente para darme todo tipo de dádivas, desde un banquete hasta la mano de su hija (quien no estaba nada mal), lamentablemente le dije que mi estilo era más errante y solitario así que no podía aceptar más que el banquete y algunas alhajas, al ver algo de codicia en mí por las joyas me propuso un trato, si yo asesinaba a ciertos reyes o príncipes de otros clanes específicos él me recompensaría con monedas de oro y pues yo ni corto ni perezoso acepté, convirtiéndome en una especie de caza recompensas particular. Gané experiencia en penetrar fortalezas resguardas, unas más que otras, en algunos casos solo bastaba un movimiento para acabar con un guardia, en otros habilidosos centinelas lograban herirme a veces al punto de atravesar mis órganos con sus espadas mientras yo hacía lo mismo, claro que mi poder de recuperación me daba suficiente ventaja. Después de cierto tiempo el rey pensó que era suficiente y dejó de recompensarme, yo me había acostumbrado tanto a una vida con lujos en un lugar donde no me conocían que al acabarse mis ahorros surgió en mí la indigna idea de robar, de tal forma que eso explica por qué la persecución, aunque es algo que tranquilamente puedo dejar, pues más lo hacía por la aventura. Además por mi fama de ladrón y asesino en muchos pueblos, no me quedó más opción que construir esta cabaña en medio del bosque.”

A la mañana siguiente el rey y un grupo de soldados pasan por la cabaña y encuentran al cazador que recién se había despertado, le preguntaron por la chica pero él se remitió a decir que no había visto ninguna mientras pensaba en que era cuestión de suerte si los chicos salían o no ingenuamente sin saber quiénes estaban afuera. Al ver algo de incredulidad en el rey y como se acercaba uno de los soldados dispuesto a inspeccionar la cabaña comenzó a aconsejar al rey pero al ver que allanaban su morada sin reparo se vio obligado a empujar a los soldados y a sacar su espada, dando a entender que en efecto los chicos se encontraban allí así que no les quedó más remedio que salir. Entre discusiones triviales el cazador tomó una decisión rápida pero algo salvaje, le preguntó a la chica si era hija única, ella lo afirmó así que por lo tanto subiría al trono si su padre muere y podría casarse con quien quisiera. La chica aún sin entender el punto, solo miró perpleja como el cazador mató al rey y sus soldados con destreza sobrehumana y aunque le afectó la muerte de su padre como para llevarla a las lágrimas no le quedó más opción que la resignación; sobre todo sabiendo que el rey había asesinado a muchos de sus anteriores pretendientes plebeyos e incluso a su hermano para ascender al trono.