¡Oh, Janis, mi dulce y sucia Janis! Memorias de una estrella del porno (amateur) es Paxti Irurzun en todo su esplendor. El personaje de Dick Grande y su historia, la del macho español criado en una ciudad provinciana y conservadora que se convierte en semental e ídolo de masas, nos lleva por medio mundo mientras persigue a Janis, la primera mujer que le descubrió el sexo de verdad, una prostituta de La Habana, y nos ofrece un submundo de bajos fondos desde donde el autor percute los cimientos de la sociedad occidental en general, la española en particular y la vasconavarra más en concreto.
No es sólo el sexo explícito narrado desde un punto de vista frívolo y jocoso lo que lleva a devorar la primera parte de la novela, sino la manera de avanzar y sumergir al lector en los avatares y desdichas de Dick. Por momentos lo escatológico, descrito con precisión, nos recuerda a un Torrente más vasco que español, pero guarro, al fin y al cabo. Tanto que consigue momentos realmente hilarantes en los que se puede reír a carcajadas.
La soltura con la que avanza una prosa poblada de comas y frases que se deslizan por las páginas como Dick por los barrios de Manila, hacen de estas doscientas páginas una entretenida novela pretendidamente punk y ochentera en la que el estilo, las referencias y la jerga sumergen al lector en el sueño de Dick. Un sueño que, como vemos en el giro final del epílogo, no sabemos lo que tiene de sueño. Recurso éste, el del giro final, que también utilizara el autor en su relato para la antología Viscerales, “Reliquias y jorobas”.
Quizá lo menos me haya gustado es el, a mi entender, excesivo uso de paréntesis que acotan descripciones.
¡Oh, Janis, mi dulce y sucia Janis! Memorias de una estrella del porno (amateur). Patxi Irurzun. Eutelequia, 2011.