OhBlaBla: comida italiana y japonesa en Colón

Por Noemi Megustamibarrio @megustamibarrio

El restaurante OhBlaBla trae algo diferente a la ya un poco caduca zona de la Plaza de Colón, sumándose a iniciativas como Platea o Café Colón. Su renovación de la esquina de atrás de Riofrío trae un soplo de aire fresco y nuevas opciones para los usuarios de la zona, que quizá andan un poco cansados de tener que elegir entre los camareros con pajarita y las franquicias todas iguales.En OhBlaBla se come bien y a buen precio, con selecciones muy adecuadas de comida italiana y japonesa (que van juntas pero no revueltas) en un entorno ideal para encuentros de trabajo más informales o reuniones con amigos más formales

Nacho Charrabe aterriza aquí con su tercera aventura gastronómica, en la que fusiona varias de sus pasiones. Por un lado, su obsesión (cuenta él mismo) por la “comida sana y natural, por las terapias ayurvédicas, por el somos lo que comemos“. Además, el expropietario del japonés Minabo y dueño del francés Bistro Blá Blá Blá (calle Prim,13) quería recuperar las recetas niponas ensayadas antaño añadiendo un tipo de comida que no tenía en ninguno de sus establecimientos, la italiana.

De este modo, combina la tradicional trattoria italiana con un sushi bar inspirado en el afamado Tora Sushi de Osaka. Para la elaboración de sus platos, utilizan materias primas como masa de pizza orgánica elaborada con trigo y levaduras de cultivo biodinámico, huevos de gallinas criadas en libertad en Cuenca, miel y mermeladas elaboradas de forma artesanal en Rumania, pollos ecológicos de un pequeño productor francés, frutas de kilómetro 0 de la Frutería Aragón y pescados del día.

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Así, en una preciosa carta ilustrada con los míticos animales personificados de Jean Ignace Grandville, caricaturista del S.XVIII, conviven en armonía pizzas como la de espinacas frescas y gambas al ajillo (muy rica y sienta estupendamente), pastas como los panzerotti de calabaza a la salvia orgánica, y platos japo como los conos de salmón envueltos en alga nori tostadas o el rollito de langostino en tempura (deliciosos). Propuestas que flirtean con otras especialidades de cocina inca (tabouleh de quinoa), la francesa (patatita Orson Wells con salmón marinado) y  española (pepito de ternera con rúcula).Excepto el tiramisú, que se hace en el restaurante, los postres son obra de Celicioso, todos ellos sin gluten y sin lactosa (está mejor la tarta de chocolate que la de zanahoria). El precio medio ronda los 30-35€.

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La ubicación también responde a otra pasión de Nacho, que confiesa tener especial cariño por la cafetería Riofrío, donde desayunaba con su padre. El escenario, sin embargo, invita más a la copa que a la napolitana de crema, con una barra de bronce (con peldaños para subirse) que recibe al visitante, obra de Lucas & Hernández Gil, bancadas de sillones verde botella, paneles ondulados de madera y al fondo, junto al comedor más tradicional en tonos rosados, una pecera con langostas y el espacio de showcooking, donde se ve al chef preparar los rollitos del día. Con este entorno, Nacho quiere demostrar que “divertirse y cuidarse no es incompatible”. Habrá que ir a mimarse un poco.

Los datos: OhBlaBla! Calle Génova, 28. Madrid. Horario: de lunes a domingo de 10:00 de la mañana hasta las 02:00 de la madrugada. Precio medio a la carta: 30-35 €. No tienen menú del día.

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