Ojalá mi canto fuera
alegre canción de paz,
y el Pastorcillo escuchara
complacido mi cantar.
Ojalá se convirtiera
en la alegría del redil
que, cuando cantara, viera
a la Virgen sonreír.
Y que subiera a los cielos
al clarear la mañana,
fuera rocío mañanero
que regara Cantillana.
Que en cada casa sonaran,
entre el amor pastoreño,
las glorias de la Pastora
orgullo de nuestro pueblo,
de esa Pastora Divina,
orgullo de nuestro pueblo.
Antonio Portillo Daza