¡Ojala y la Jerarquía católica se dejara rejuvenecer por los nuevos valores del 15-M!

Publicado el 28 noviembre 2011 por Espeangel @luigiaguilar

Se dice que vivimos no solo en una época de cambios sino más bien en un “cambio de época” donde las transformaciones de todo tipo no afectan por igual a todo el mundo. La brecha entre enriquecidos y empobrecidos se ahonda sin medida y los avances científicos, tecnológicos y culturales están en manos de un sistema capitalista, injusto y depredador que devalúa la democracia, los derechos humanos y el acceso a una igualdad global, a la vez que destruye la vida de nuestra madre Tierra. Ante todo este cúmulo de injusticias despierta hoy un conjunto de voces de resistencia y de propuestas alternativas, como los recientes movimientos de indignación y otros anteriores. Ellos muestran la luz y esperanza de que “Otro mundo mas justo es posible” con nuevos valores emergentes y alternativos capaces de configurar un Nuevo Orden Mundial sin exclusión social y en armonía con la Naturaleza. Como creyentes estamos unidos a todo ello y deseamos que la institución eclesiástica también se deje rejuvenecer por estos nuevos valores de los que ella debería sentirse necesitada

Espiritualidad cristiana en el mundo actual. Seguir a Jesús hoy



Los cambios actuales, en todos los ámbitos de la vida, están configurando un mundo cada vez más global donde se deshacen las certezas inamovibles, de sociedades pasadas. Las verdades fijas y los rigurosos dogmas religiosos o ideológicos, son pocos aptos y hasta a veces impedimento, para abordar las nuevas realidades sociales y para que las personas se encuentren consigo mismas, con las demás y con el Misterio de la Divinidad que nos habita y nutre al Universo. La espiritualidad cristiana hoy invita a seguir a Jesús fuera de los marcos religiosos que desfiguran, ocultan y dificultan el acceso a su Vida y Mensaje, a quienes son del mundo actual y buscan la “cualidad humana profunda” mas allá de las formas instituidas

la defensa de los arrojados al margen de la historia y por la solidaridad con la gente crucificada por la injusticia mundial. Y que al oír en nuestras conciencias el evangelio de Mt, 25 de “tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui extranjero y me acogisteis…”, sentimos que ese mensaje es hoy, como siempre, la manera más evangélica de ser profetas en el mundo actual

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