En el sector privado los trastornos de ansiedad y de personalidad han copado los consultorios médicos y han hecho que los números se disparen. Síndromes como el estrés postraumático -común en las víctimas de atracos, robos y secuestros- aumentaron en frecuencia. Últimas Noticias conversó con especialistas en diez estados del país (Sucre, Nueva Esparta, Táchira, Distrito Capital, Miranda, Lara, Portuguesa, Guárico, Zulia y Anzoátegui) y todos dieron cuenta de este fenómeno.
La directora del programa nacional de Salud Mental del Ministerio de Salud (MS), Ovilia Suárez, informó que las consultas de salud mental se han incrementado. Indicó que entre los 12 hospitales psiquiátricos que hay en el país, más los servicios de psicología, psiquiatría e higiene mental en los centros públicos, se registran entre mil y dos mil consultas al mes.
“Esto es importante porque quiere decir que ha habido más conciencia sobre la importancia de las consultas psiquiátricas y psicológicas, y eso es positivo porque disminuyen los factores de riesgo”.
En la Memoria y Cuenta 2013 solo ocho estados reportaron los datos de consultas de salud mental. En total sumaron 73.294, entre ambulatorios y hospitales.
Ansiedad, el más común. En las consultas médicas los síntomas se repiten. El caso del que no puede dormir; de la que se despierta sudando; del que entra en pánico porque olió un aroma similar al que tenía su atacante cuando lo secuestraron; de la que tiene taquicardia; todas estas historias forman parte del rosario de quejas al que se enfrentan los psiquiatras venezolanos cada día, desde hace al menos 5 años.
Los trastornos de ansiedad, trastornos de la personalidad, las disfunciones sexuales, el déficit de atención en niños y adultos, y la depresión, son las cinco primeras causas de consulta a un psiquiatra en Venezuela, según datos oficiales del año 2008, y que se mantienen.
Robert Lespinasse, ex presidente de la Sociedad Venezolana de Psiquiatría, asegura que los problemas neuróticos o depresivos “han aumentado enormemente por la conflictividad, la violencia y la inseguridad”. Explica que antes no se veía estrés postraumatico (vivido por quienes enfrentan riesgos por su vida) y ahora ha proliferado.
Luis Madrid Peroza, psiquiatra y psicoterapeuta, coordinador del comité de Trastornos Afectivos de la Sociedad Venezolana de Psiquiatría, coincide con su colega. Detalla que entre los trastornos de ansiedad están viendo muchos ataques de pánico, trastornos por estrés postraumático y estrés agudo. “Aunque no es mi especialidad, me he visto en la necesidad de asistir a personas con estrés postraumático porque mis colegas están abarrotados y cada día nos llegan más y más pacientes”, comenta.
Desde el sexo hasta la depresión. Entre los trastornos de personalidad, el más común desarrollado por los venezolanos es el denominado borderline (en español, trastorno límite de la personalidad) que se caracteriza por la inestabilidad emocional: se pasa del amor al odio, se padecen problemas de identidad y el no saber qué se quiere en la vida.
También están el trastorno antisocial (personas que no sienten culpa y sólo aprenden a través del castigo); trastorno obsesivo de personalidad (personas muy rígidas, emocionalmente frías, exigentes y excesivamente correctas) y los trastornos de personalidad histriónica (personas dramáticas, con hipersensibilidad al rechazo). “Estos rasgos se asumen como respuesta a la situación del país o lo que te afecta”, acota Madrid, también profesor de la UCV.
Estas circunstancias-país también influyen en la disminución del deseo sexual. Incluso se han reportado crisis de pareja y rupturas matrimoniales por esta razón. La recomendación médica es demorar la decisión hasta tanto aminore la crisis económica, social y política.
Tradicionalmente el déficit de atención estaba relacionado con los niños, pero Madrid resalta que ahora están viendo este trastorno en adultos.
En cuanto a la depresión, la especialista tachirense Verónica Guillén explica que su morbilidad no es novedosa, pero sí los detonantes actuales. Cada día llegan a su consulta, en el Hospital Sanatorio Antituberculoso, más pacientes que manifiestan este trastorno por el entorno social. “Ante los robos y secuestros, la gente empieza a desarrollar síntomas. La inseguridad y la situación también económica son quejas diarias. Además, por ser un estado fronterizo nos limitan el consumo de productos básicos y eso causa frustración, lo que influye en la psique y en el ánimo del ser humano”.
En defensa. El país vive un clima “bipolar”. Mientras que el Reporte Mundial de Felicidad de 2013 ubica a Venezuela en el puesto 20 del ranking de felicidad, de un total de 156 naciones, psiquiatras consultados aseguran que la población se debate entre incertidumbre y estrés inescapable (un estado mental donde la persona está decepcionada y vive un estrés prolongado porque cree no se resolverá su situación).
Madrid detalla que en respuesta a estas condiciones los venezolanos se defienden adoptando cinco conductas: la posición paranoide (gente que no se relaciona, ve mala intención en otras personas y por eso no ayuda o se asusta cuando alguien se le acerca); la posición fóbica (miedo a todo, se siente amenazado, en peligro, cree que algo malo va a ocurrir y llegan a desarrollar agorafobia, que es el miedo a salir).
La disociada (hacer actividades de manera obsesiva y reiterativa para ponerle un velo a la realidad; se refugia en el deporte, religión, cultura o trabajando, hecho que no está mal excepto si es compulsivo). La negadora (se aíslan, no hablan de temas actuales, no ven televisión); y la posición psicopática. “Esta nos preocupa mucho porque son las personas que se convierten en transgresoras para sobrevivir, porque consideran que si el otro es violento, él también debe serlo para subsistir”, señaló.
Estas cinco posiciones defensivas pueden verse en una persona. “Si esto no se maneja, empiezan a aparecer síntomas de ansiedad, angustia, insomnio, depresión, disfunción sexual y allí las patologías más frecuentes”, advirtió Madrid.
La directora de Salud Mental, quien es psicólogo clínico, señala que la enfermedad mental es un tabú, entre otras cosas porque cuando le dicen a alguien que debe acudir al psicólogo o psiquiatra se le cataloga de loca, y esto no es correcto. “La persona que va al psicólogo y al psiquiatra también es la que está sana. Así como vas a un internista o a un médico de familia, deberías ir a un psicólogo, y este especialista tendría que estar en las escuelas y trabajos, no solo en hospitales, pues es el que te va a apoyar en los procesos del desarrollo humano”. A su juicio, actualmente hay conductas psicopáticas preocupantes, así como mensajes en redes sociales y rumores que afectan la salud mental. “Mi llamado es a la ética”.
Datos irregulares Las cifras oficiales más recientes del Min-Salud sobre salud mental datan de 2008. Ese año Venezuela registraba una prevalencia de 23,8% de trastornos de ansiedad, casi el doble de la media internacional que según la Organización Mundial de la Salud es de 12%. La depresión, que en Latinoamérica es de 6%, en el país era de 6,9% hace 6 años. Las Memoria y Cuenta del Min-Salud, de 2010 hasta 2013, reflejan cambios drásticos sobre los pacientes atendidos. El informe de 2010 dice que realizaron 4.847 consultas externas, el año siguiente subió a 171.544 pacientes. La Memoria de 2010 precisa que ese año hospitalizaron a 1.952 pacientes. En 2011 fueron 2016 y en 2012 hubo 2.239 hospitalizados. En 2013 la cifra saltó a 23.630. La directora de Salud Mental del ministerio, Ovilia Suárez, aclara que las dos últimas cifras no son correctas. “La capacidad máxima de los establecimientos psiquiátricos de larga estancia es 2.239, e históricamente jamás se ha llegado a esa cantidad. En promedio se hospitalizan 1900 pacientes anuales, según los registros del ministerio”, explicó, y aclaró que la cifra de 2013 es errada porque allí sumaron pacientes que no debían. Excluidos de los seguros En 2007 la Sociedad Venezolana de Psiquiatría impulsó la posibilidad de que las enfermedades mentales fueran incluidas en los seguros médicos privados. Se realizaron varias reuniones y el tema llegó a ser discutido en la Asamblea Nacional y en la Superintendecia de Seguros. No obstante y a pesar de los grupos de presión, la medida nunca llegó a concretarse. Lo máximo que se alcanzó en 2010, con la aprobación de la Ley de la Actividad Aseguradora, fue la obligación de las compañías a que ofrezcan a los pacientes mentales contratos solidarios. A partir del artículo 134 se establece que los contratos deben ser destinados a proteger a pacientes mentales -entre otros- de “riesgos tales como: enfermedades, servicios odontológicos, servicios funerarios y accidentes personales”. La directora del Programa Nacional de Salud Metal del Min-Salud, Ovilia Suárez, es enfática sobre este hecho: “las clínicas y los seguros rechazan al paciente mental. Yo emplazo a los seguros médicos a que los atiendan. Estas son enfermedades descritas en manuales de atención psiquiátrica y psicológica del mundo, así que hay que atenderlas. No puede ser que una depresión no sea atendida por un seguro médico, ni siquiera al paciente con Alzheimer, a ese señor que trabajó toda su vida y que se la dio a la sociedad, ni siquiera se acuerdan de ellos. Además los medicamentos son costosísimos. El joven con adicciones tampoco es incluido. Yo le digo a la clase media, desbancada por los costos de clínicas para el tratamiento de enfermedades, que exijan a los seguros que los atiendan”.