Sinopsis
A Saira nunca le ha gustado su aspecto. Es rubia, tiene los ojos azules y todos la llaman kharami, o lo que es lo mismo, bastarda. Vive en Afganistán con su hermana, su madre y su abuelo, y cree tener ocho años. Cuando Ramin −un hombre cruel y fiel seguidor de los talibanes− entra en su vida, la desgracia se cierne sobre su familia para siempre.
Pero no todo está perdido para Saira. La pequeña logra viajar a Valencia gracias a las tropas españolas y crece envuelta en el cariño de su familia de acogida, aunque las pesadillas de su pasado no dejan de visitarla. Cuando Pablo le ofrezca la posibilidad de abrirse al amor, ¿conseguirá sanar las heridas de su niñez y empezar a ser feliz?
Datos Técnicos
Editorial: Plataforma Neo
Número de páginas: 370 Encuadernación: Rústica sin solapas ISBN: 9788415750628 Año de edición: 2013 Precio: 15,90€
Sobre el autor: Anabel Botella
Impresiones
Al leer la sinopsis que nos proporciona la editorial observamos que el libro está divido en dos partes muy diferenciadas. Cada una de ellas podría decirse que es una historia en sí misma, con su planteamiento, nudo y desenlace.
La novela me ha encantado, no sólo porque es muy ágil y entretenida, sobre todo ha sido por la dureza de sus palabra que se tornan más melancólicas expuestas en una niña de ocho años.
No la definiría como una novela juvenil en toda regla, aunque lo pude encontrar en esa sección en el FNAC (que por cierto lo tuve que pedir, porque lo tenían detrás de una pila de libros, escondido, escondido; una pena)
El grueso de la historia se centra en uno de los peores conflictos que actualmente existen en el mundo. Saira vive en Afganistán donde su madre y su abuelo le recuerdan que antes de la guerra las mujeres eran personas, seres humanos, con toda la libertad del mundo: iban a la universidad, trabajaban… como cualquier persona occidental. Desgraciadamente hay personas que por ansiar el poder o dinero pueden cambiar por completo una nación. Las mujeres no son nada, solo tienen que complacer a su marido en todos los sentidos, no tienen derecho a estudiar, trabajar ni siquiera algo tan básico como ir a un hospital. Saira, al principio vive un poco ajena a toda la realidad. Gracias a su madre y a su abuelo sigue estudiando, aprendiendo a leer, matemáticas, geografía. Al igual que su hermana. Y aunque no tienen el dinero suficiente ni para cenar en ocasiones, en el calor de una familia las penas se llevan de otra forma. Una serie de acontecimientos desmoronará esta pequeña burbuja de cristal. Y Saira, su hermana y su madre empezaran a vivir de primera mano la desgracia que es ser mujer en un país equivocado, realidad que ni detrás de un burka podrán refugiarse. La historia seguirá avanzando hasta conducirnos a Valencia, donde Saira tendrá muy presente sus raíces y donde podrá conocer el amor en todas sus facetas, y no me refiero simplemente a nivel sentimental con una pareja.
Con respecto a los personajes principales los dibuja a la perfección, los vamos conociendo poco a poco, lo que provoca que realmente se vea su interior, su personalidad. En el caso de los secundarios hay que decir que están perfectamente pincelados. No pasa como en otras historias que no dejan huella. Te encariñas con más de uno, aunque sepas que no van a seguir en toda la novela porque no son principales.
Gracias al lenguaje usado, claro y sencillo es tremendamente fácil adentrarte en la historia. Desde mi modesta opinión la primera parte me ha gustado muchísimo más que la segunda. Aún viendo el entorno desde los ojos de una niña de ocho años, no lo hace infantil, al contrario es una parte muy profunda, cruel y dolorosa. La parte desarrollada en Valencia, es más juvenil. No quiero con esto dar una visión negativa del libro, al contrario, pero tal vez por la contraposición con la otra parte, ésta se hace más cotidiana.
Vamos con la portada. Me encanta, de lo contrario no haría mención a la misma. El título lo vemos en el lado derecho en colores negro y rojo, simbolismo de la crueldad, la pasión y la sangre derramada. Es una portada realista, donde vemos un desierto, una niña rubia en la zona derecha en primer plano, con la cabeza gacha, como si no quisiera mirar al mundo, como si sintiese pequeña. Detrás de ella una bicicleta tirada en el suelo al igual que un juguete roto como ella, demostrándonos el paralelismo entre la infancia y la madurez obligada.
Una lectura muy recomendada para todos los públicos que os removerá muchos sentimientos y dejará escapar más de una lágrima.
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