Okayama, el castillo del cuervo dorado

Por Viajeros

Repartidos por todo Japón, como testimonio del pasado milenario del país, se encuentran multitud de castillos. Hasta el siglo XVII Japón estaba dominado por multitud de señores de la guerra que batallaban entre ellos, por lo que cada uno se hizo sus castillos desde los cuales organizar su feudo.

Uno de estos castillos es el de Okayama, situado en la prefectura del mismo nombre, cerca de Hiroshima. Conocido por su fachada de color negro (no era el color más habitual), se le puso el apodo de “castillo del cuervo” en contraste con el de Himeji, apodado “castillo de la grulla” por su color blanco. Antiguamente sus tejados estaban recubiertos de oro, por lo que se le llamaba también “el cuervo dorado”.

El castillo es de hecho una reconstrucción (terminada en 1966), ya que al igual que muchos otros quedó en gran parte destruido a causa de los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial. El castillo original databa del siglo XVI y pertenecía al clan Ukita; tras pasar por la propiedad de varias familias de nobles, en 1869 pasó a manos del Ministerio de la Guerra japonés.

En la reconstrucción se intentó respetar al máximo el aspecto que tenía en su última etapa. Por aquel entonces, el recubrimiento dorado había desaparecido casi en su totalidad y los fosos se habían tapado, por lo que se dejó así. Hoy en día alberga un museo sobre la historia del castillo, aunque la mayoría de la información está disponible sólo en japonés. Sin embargo, sólo por la belleza del castillo y sus alrededores ya merece la pena la visita.