Okunoshima es una pequeña isla de Japón, situada en el Mar Interior de Seto, ciudad de Takehara, Prefectura de Hiroshima.
Es accesible mediante transbordador desde Tadanoumi y Omishima. En la isla hay espacios para acampar, senderos para caminar y lugares de interés histórico.
A menudo es llamada “Usaji Jima” (Isla Conejo) debido a los numerosos conejos silvestres que deambulan por la isla, los cuales son bastantes mansos y se acercan a los humanos.
Okunoshima jugó un papel importante durante la Segunda Guerra Mundial, ya que en la isla se fabricó el gas venenoso que los japoneses emplearon como arma química en China.
Actualmente la isla tiene un hotel, un campo de golf de seis hoyos y un pequeño terreno para acampar. Los visitantes pueden nadar en las limpias aguas que rodean la isla, pese a la marea. Muchos conejos viven en la isla.
Cuando la isla fue desarrollada como parque luego de la Segunda Guerra Mundial, estos conejos fueron soltados a propósito, pues muchos fueron usados en la planta para probar la efectividad de las armas químicas durante la guerra; sin embargo, dichos conejos fueron aniquilados cuando se demolió la planta.
De acuerdo al antiguo director del Museo del Gas Venenoso, Murakami, los actuales conejos no tienen nada que ver con aquellos que fueron involucrados en las pruebas de armamento químico.
Cazar estas criaturas está prohibido, al igual que llevar perros y gatos a la isla. Las ruinas de los antiguos fuertes y la fábrica de gas se encuentran dispersas por toda la isla; el acceso a ellas está vedado por ser muy peligroso. Por ser parte del sistema del Parque Nacional del Mar Interior, existe un centro de recursos, y a lo largo de la ruta se localiza el museo.
Inaugurado en 1988, el museo “fue establecido para advertir a la mayor cantidad de gente posible sobre de las espantosas verdades del gas venenoso”.
Consistente en sólo dos grandes espacios, el pequeño edificio proporciona un resumen básico de la construcción de la planta, condiciones laborales, y los efectos del gas venenoso en los humanos.
Las familias de los trabajadores que sufrieron los efectos posteriores de las duras condiciones de trabajo, donaron numerosos artefactos para ayudar a narrar la historia de los aprietos en el que se veían envueltos los trabajadores, cuando manipulaban el gas con equipo de seguridad deficiente y el que a menudo se derramaba.
El segundo espacio muestra cómo el gas afecta el cuerpo humano a través de los pulmones, los ojos, la piel y el corazón. Las imágenes de víctimas en Irak e Irán enriquecen el mensaje que da el museo.
Según lo dicho por el conservador del museo, Murakami Hatsuichi al New York Times, “mi esperanza es que la gente vaya a visitar el museo en la ciudad de Hiroshima y también a éste, de modo que se den cuenta de que nosotros (los japoneses) fuimos víctimas y agresores durante la guerra. Espero que la gente comprenda ambas facetas y reconozca la importancia de la paz”.
En el museo se puede adquirir una guía hacia los numerosos remanentes de las fortalezas de la Segunda Guerra Sino-Japonesa y la fábrica de gas venenosos. Muchas de las edificaciones están deterioradas e insalvables, pero reconocibles.
El museo está dirigido principalmente al pueblo japonés, aunque hay traducciones al inglés de los resúmenes básicos ubicados en cada sección.
La mejor ruta para llegar a la isla desde la isla principal es tomar el tren Sanyo Shinkansen a la Estación de Mihara (el Nozomi no hace parada aquí); estando en Mihara hay que abordar el tren local de Kure hasta Tadanoumi, luego hay que caminar a la terminal y tomar un transbordo.