Un crimen pasional, una historia carcelaria con fuga incluida y un perro. Estos son los elementos sobre los que bascula la letra de la canción que vamos a escuchar hoy. No se puede negar que su argumento es uno de los mayores atractivos de la misma, junto con un pegadizo estribillo que le llegó diez años después de ser grabada por primera vez.
La historia está narrada desde la perspectiva de un preso condenado por un crimen pasional a 99 años de cárcel en un penal de Georgia, cerca de la frontera con Florida. Con esos mimbres los compositores nos sitúan ya en el típico escenario sureño, que da pie a que nos imaginemos prisiones repletas de reclusos con grilletes en los pies, improbables fugas, perros persiguiendo a presos en los pantanos, etc.
Se hace amigo del alcaide, quien le encomienda que cuide a su perro. El alcaide está muy orgulloso de la ferocidad de Ol’ Red y confía en que nadie se atreva a fugarse estando el animal cerca. A sus reclusos les dice: “Venga, alguno de vosotros, ¿por qué no escapáis? Ol’ Red está desando tener algo de diversión. Coged mi farol, coged mi fusil, Ol’ Red os acorralará antes de que llegue la mañana”. Y, no obstante, el protagonista planea su fuga, para lo que le dice a su primo que le envíe a un perro hembra con la idea de aparear a Ol’ Red. El narrador fomenta el encuentro y, aprovechando la coyuntura, se fuga de la prisión sin mayores percances. “El amor me metió aquí y el amor me sacó”, termina diciendo.
El primero en grabar este tema fue George Jones en su disco You Outta Be Here With Me (1990).
Tres años después Kenny Rogers incluyó su propia versión en If Only My Heart Had a Voice.
Por último, en 2001 vio la luz la versión de Blake Shelton en su disco de debut. Con el tiempo, se ha convertido en una de sus canciones más conocidas y rara es la vez en que no la interpreta en sus conciertos a petición del público. El single llegó al número 14 de las listas y se convirtió en su segundo de platino tras Austin.