Supongo que no solo me pasa a mí. Se trata de esas marcas que te encuentras y no sabes de dónde han salido. Y comienza una pesquisa.
Hace muchos años escuché, no sé dónde, una canción fulminante. Gracias a Dios, al final, alguien debió mencionar que el intérprete era Spyro Gyra. Pero no el título. Luego, alguna ola de la vida pasó por encima... y algún día me volvió a la mente aquella melodía. Quizás el nuevo contexto, la vida que ya ha dado unos cuantos pasos... en fin, no podía hacer otra cosa que averiguar cómo se llamaba la canción. Me llevó un tiempo, gozoso, de búsqueda y escucha de temas de Spyro Gyra.
Un día -un día de esos en que estás a otras cosas- apareció una cassette en la sala de estar de una pequeña pensión de Johannesburgo -tampoco viajo tanto, es de las pocas cosas exóticas que he hecho, y fue para visitar a unos amigos- y pensé, "Y si..."; y sí: descubrí que mi marca se titulaba "Old San Juan", canción dedicada a San Juan de Puerto Rico. Desde ese momento Puerto Rico era los solos de saxo alto de Jay Beckenstein, el sorprendente sonido y la creatividad musical de Spyro Gyra...
Cuando la única referencia de algo es una canción, esa realidad adquiere un voltaje espiritual arrollador.
Así que, aquí está este tema, tan lírico y dramático al mismo tiempo, tan latino y tan sajón, tan bien compuesto y desarrollado, tan bien interpretado, que inscribe San Juan de Puerto Rico en ese muro de "cosas" buenas del espíritu. El día que vaya para allá -se aceptan mecenas-, será el cielo.