Oldies But Goldies: Hefner – The Fidelity Wars

Por Homeboy

Este álbum de Hefner encaja perfectamente en esta sección del blog, ya que sin llegar a ser un impepinable, se queda bastante cerca y es una absoluta maravilla. Es uno de esos discos para recordar de vez en cuando, y que no han perdido su valor. Y es que las complicadas relaciones amorosas siempre serán una buena fuente de inspiración para cualquier músico.

Darren Hayman llegó a la cúspide de su carrera con su segundo disco, y con la continuación de este, el también maravilloso We Love The City. A finales de la década pasada, este chico de Essex, se convirtió en uno de los mejores cronistas de la sociedad inglesa con sus acidas e irónicas letras que hablaban sobre amor; sexo, o los vicios más cotidianos – sus himnos a al tabaco y al alcohol son tremendos -, con una soltura y frescura como hacía tiempo que no se veía por las islas. Lamentablemente, esto no se tradujo en la listas de ventas, y se quedó en un artista con un éxito más bien discreto. Eso sí, en España siempre se le ha querido mucho: una prueba de ello fue aquel festival del Benicassim en el que tuvo que salir otra vez al escenario cuando ya estaba en la piscina del backstage.

A pesar de que en muchos casos las letras de este disco son de lo más triste, es un trabajo de lo más contagioso gracias a temas como The Hymn For The Cigarettes – ¿Quién puede resistirse a ese “I Love To Watch The Girls Smoke In My Bed” ? – , The Weight Of The Stars o esa I Love Only You con la que te dan ganas de declarar tu amor a todo el mundo. Todas ellas son canciones de indie-pop guitarrero de lo más contagioso que en un mundo perfecto tendrían que haber sido todo un éxito, pero este mundo de perfecto tiene poco.

Otra cosa son los temas más tranquilos y melancólicos, en los Hayman nos muestra sus amores frustrados, y sus rarezas (Fat Kelly’s Teeth). El británico demuestra que a la hora de diseccionar un  amor perdido, casi no tiene rival. Canciones como I Stole A Bride o The Hymn For The Alcohol, reflejan estupendamente la desesperación del final de una relación con un sentido del humor, y una ironía envidiables. Aunque la cúspide de este The Fidelity Wars está en Don’t Flake Out Me: una preciosa canción en la que comparte protagonismo con Gina Birch, la cantante del grupo Punk The Raincoats, y que fue elegida como una de las mejores canciones de 1999, por casi todos los medios especializados. Bueno, excepto por Pitchfork, que sorprendentemente solo le puso un 7,3 a este disco en su día.

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