Oleoturismo en castilla y león, déjate sorprender

Por Trotaburgos @trotaburgos
Oleoturismo, motor de desarrollo rural

Has hecho alguna vez oleoturismo?. A continuación te contamos como y donde hacerlo en Castilla y León.

Mucha gente hemos vivido la experiencia del enoturismo. Visitar unas bodegas, ver el proceso de elaboración del vino y una posterior cata para probar los diferentes caldos. Y hacer diferentes actividades en torno al mundo del vino.

Lo que nunca habíamos visto es el proceso de elaboración del aceite y todo lo que este mundo conlleva. Al igual que no sabíamos que en Castilla y León hubiese alguna almazara. Pues cuando piensas en aceite siempre te imaginas que eso son cosas de Andalucía o Extremadura.

En un pueblecito de Salamanca, Ahigal de los Aceiteros, encontramos la única almazara ecológica registrada de Castilla y León, donde se elabora su famoso aceite puro de oliva virgen extra. El pueblo se encuentra enclavado en un entorno privilegiado, declarado por la UNESCO Reserva de la Biosfera. Está situado en pleno Parque Natural de Los Arribes del Duero. Es el único pueblo de España vinculado con el aceite que lo lleva en su apellido. Hablar de "Los Arribes" como dicen en Zamora o de "Las Arribes" como se conoce en Salamanca, lo dejamos para otro momento. Así que vamos al grano o mejor dicho en este caso, a la aceituna.

Hemos sido invitados a vivir la experiencia junto a otros bloggers de la Asociación de Castilla y León Travel Bloggers. No imaginábamos lo que nos esperaba y tenemos que decir desde nuestro punto de vista, que ha sido un fin de semana especial. Siempre decimos que los lugares los hacen las personas y en este caso,esto lo han hecho 2 grandes personas. Manolo, propietario del restaurante y Posada de los Aceiteros y Loli, que entre otras cosas es la copropietaria de la Almazara Aceiteros del Águeda. Dos emprendedores natos que han sabido aunar sinergias, y hacer a que quien quiera conocer el mundo del aceite una experiencia única.

Nada más llegar a la Posada, Manolo nos recibe y nos enseña la casona centenaria donde nos vamos a alojar. Está puesta con mimo y Manolo nos hace sentir como en casa. Tiene 5 habitaciones, todas con cuarto de baño.

Al poco rato llega Loli y tras las pertinentes presentaciones nos explican en que va a consistir la visita a lo largo del día. Tenemos la suerte de estar en Noviembre ,que es cuando se recogen las aceitunas. Vamos caminando dando un agradable paseo hasta unas fincas con olivos centenarios. Vemos olivares en laderas inaccesibles para la maquinaria moderna. Estos olivares se constituyen en bancales, con la finalidad de evitar que las lluvias se lleven la tierra. También vemos olivares en fincas llanas donde es más fácil la recolección.

Al llegar nos dan toda clase de detalles sobre este mundo tan desconocido para nosotros. En esta zona se dan 3 tipos de aceituna: manzanilla (80%), cornicabra (5%) y zorzal de Arribes (15%). Esta última es autóctona de aquí. A simple vista se distinguen por el tamaño y la forma.

La recolección se hace durante el mes de noviembre, que es cuando las olivas alcanzan el grado de madurez adecuado. Dura más o menos un mes. Es el momento donde la aceituna esta verde cambiando a color negro, este cambio se conoce como envero. Según va avanzando la recolección, el aceite va perdiendo calidad.

Manolo nos explica las técnicas de vareo. Hay 3: manual con una vara sacudiendo las ramas y dos mecánicas, con un peine vibratorio y con un paraguas vibratorio. Ponen en el suelo rodeando el árbol unas mallas donde van cayendo las aceitunas y de esta manera poder ser recogidas rápidamente. Nos cuentan que antiguamente no se ponía nada e iban recogiéndolas una a una del suelo.

En el primer árbol nos enseña como se utiliza la vara y participamos activamente en la recogida. Es una labor bastante costosa pero nos divertimos mucho. Sirve de anti estresante natural, atizando una y otra vez las ramas y viendo como van saltando las aceitunas. A más de uno mientras estamos haciendo fotos, nos salta alguna que otra.

En el siguiente árbol nos explica la técnica del peine vibratorio. Una vara metálica muy larga que acaba en una especie de peine. Tiene un pequeño motor de gasolina que hace vibrar las púas. Pesa bastante pero facilita la labor de vareo y además estropea menos las ramas.

La tercera técnica no la vemos pero consiste en poner una especie de paraguas gigante invertido agarrando el tronco del árbol. Esto se hace con un tractor que lleva enganchado el paraguas, haciendo vibrar el tronco del árbol.

Mientras Manolo se queda terminando de varear unos olivos, Loli nos acompaña para hacer una pequeña ruta de senderismo siguiendo el Sendero de los Frutos. Un recorrido de 4,5 Km, en el que gracias a los paneles explicativos que hay, iremos descubriendo frutos silvestres y cultivados. Llegamos a un lugar conocido como La Carrasquera, donde disfrutamos de unas maravillosas vistas del río Águeda. Es el final de la ruta, desde aquí hay que volver hasta el pueblo, por lo que la ruta en total son 9 Km. y un desnivel de 114 metros. Un paisaje agreste donde el río ha ido horadando las montañas durante miles de años. Lo que vemos es un valle profundo, con el río abajo, cerca de su desembocadura en el río Duero. Estamos a escasos kilómetros de Portugal.

Aparece Manolo con un pequeño almuerzo que nos sabe a las mil maravillas, esta gente está en todo. Tras este ratito de descanso regresamos al pueblo. Manolo hace 2 viajes con su furgoneta para llevarnos a todos y así ganar tiempo, que todavía queda mucho por ver.

Comemos en la posada. Nunca imaginábamos que en un pequeño y recóndito pueblecito como Ahigal de los Aceiteros, pudiese haber un restaurante con una cocina tan elaborada. Algunas de las cosas que comemos: Timbal de manzana y foie con láminas de almendra tostada y aroma de frambuesa, calabacin relleno de ventresca, rabo de toro estofado al estilo campero, solomillo al roquefort, entrecot, pulpo a la brasa, etc. Todo ello acompañado de un buen vino de la tierra. Que bueno todo.

ALMAZARA ACEITEROS DEL ÁGUEDA

Después de la sobremesa toca ir a visitar la almazara. Se encuentra situada a las afueras del pueblo. Esta en plena actividad cuando llegamos. Varios todoterrenos con carros repletos de aceitunas van descargando a una cinta transportadora hacia el interior de la almazara.

Fue construida en el año 2.010 y está equipada con la más moderna tecnología, es la primera almazara ecológica de Castilla y León. Han apostado por una calidad muy alta en la obtención del "oro líquido". Nos hacen una visita guiada de todas las instalaciones explicándonos todo el proceso de la obtención del zumo de la oliva. Para obtener un aceite de calidad la aceituna debe procesarse en las 24 horas siguientes a su recogida.

Primero, mediante aire se limpia de hojas y ramitas las aceitunas. A continuación con agua se lavan para eliminar el barro y polvo. Mediante otra cinta transportadora se van almacenando en unos depósitos donde esperan a ser prensadas e ir obteniendo su famoso líquido amarillento. Se va trasvasando de un recipiente a otro para que por decantación pierda el agua. Los restos sólidos (una especie de pasta) son conocidos como orujo, son aprovechados como combustibles o como abonos orgánicos.

Solo queda ir almacenando el producto final en unos tanques de 10.000 litros. La ausencia de luz y una temperatura constante entre 18 y 20 grados es fundamental para la buena conservación del aceite. Durante los siguientes 15 días son purgados para eliminar impurezas y restos de agua.

El embasado se produce en el momento de recibir los pedidos, con lo que no almacenan nada de aceite embasado. Con ello garantizan un producto perfecto para degustar en la mesa. Comercializan el aceite ecológico Virgen Extra Abade y aceite Virgen Extra Arribera. Su aceite ecológico ha sido galardonado recientemente con la medalla de oro.

Ahora viene la parte divertida de la visita. Degustar este apreciado "oro líquido" tan usado en la gastronomía mediterránea. Para la cata se utilizan unos pequeños vasos de color azul. Primero probamos el Arribera. Tapamos el vaso con la mano y lo giramos lentamente para que se impregne de aceite. Olemos e intentamos sacar los distintos aromas.

Probamos un poco repartiendo por la boca para apreciar su sabor y tragamos aspirando para notar el punto de picante. Pica bastante, lo que nos hace estar un rato tosiendo entre las risas de todos. A continuación probamos el Abade y repetimos todos los pasos menos el de aspirar, ya que este tiene un grado picante mayor. La verdad es que ambos están muy buenos, lastima de un poco de pan con jamón, jeje.

MUSEO DEL ACEITE

Dejamos esta almazara moderna y nos llevan a visitar una del siglo XVIII. Esta no es fácil de visitar por tu cuenta, ya que es privada. Pero a través de la Posada y del propio Manolo te ayudaran para verla sin problemas. Recuperada y con todos los elementos de elaboración para conseguir el aceite de oliva. Los niños salen muy sorprendidos, pues además tienen muchos aperos y utensilios antiguos. Muy interesante.

BODEGA QUINTA LAS VELAS

Siguiente visita, una pequeña bodega familiar, Quinta las Velas. Elaboran vino crianza cien por cien tempranillo, preferentemente con la variedad bruñal. Enrique, uno de sus dueños es quien nos da todas las explicaciones de la bodega. El vino lo elaboran de una manera artesanal, pero aprovechando los avances técnicos, obteniendo vinos sin filtrar ni clarificar. Para finalizar hicimos una pequeña cata de 2 de sus vinos.

Nada mejor para acabar el día, que una cena en buena compañía.

Al día siguiente tras una noche de descanso, nos preparan un suculento desayuno. Como no podía ser de otra manera, no falta aceite para las tostadas. No hay mucha prisa, ya que el día ha amanecido lluvioso.

QUE VER EN LOS ALREDEDORES DE AHIGAL DE LOS ACEITEROS

Nos despedimos de nuestros anfitriones, Loli y Manolo. Cogemos el coche y nos vamos a San Felices de los Gallegos. Un pueblecito que dista unos pocos kilómetros de Ahigal. Ostenta la categoría de villa desde 1.291 y fue declarada Conjunto Histórico-Artístico en el año 1.965.

A pesar de que el día está gris, la lluvia nos respeta en nuestro paseo por la villa. Tiene encanto y merece la pena su visita. El Castillo, la Iglesia de Nuestra Señora entre Dos Álamos, el Arco del Puerto o la Torre de las Campanas son algunos de los atractivos.

Otros pueblecitos que visitamos son Sobradillo, donde vemos también una Torre del Homenaje y Lumbrales donde paramos a comer.

De camino a Ciudad Rodrigo nos desviamos 2 kilómetros hasta el yacimiento arqueológico de Siega Verde. Es el conjunto de arte paleolítico al aire libre más importante de Castilla y León. Fue declarado Patrimonio de la Humanidad en agosto de 2.010. 645 figuras conforman el mayor enclave con grabados paleolíticos de España. Los domingos solo se puede visitar por las mañanas, así que solo podemos dar un pequeño paseo por el puente sobre el Río Águeda.

Nos quedamos con las ganas, así que apuntado queda para otra ocasión.

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