Tal vez, la mejor forma de poner a prueba el carácter de una Mujer es lanzarle una bola curva, una prueba difícil como la que le tocó en suerte a Olga de Kiev (890-969)
Después de que Ígor -su marido y gran amor- fuera asesinado horrorosamente, debió asumir el poder de un reino sacudido por la violencia tribal y el desorden administrativo. Sola, con un niño de tres años y asediada por enemigos internos y externos, esta viuda cobró justicia salvaje: emboscó, sepultó vivos, quemó a la manera vikinga (1) y finalmente destrozó a los Drevlianos acusados de la muerte de su esposo. Fue más astuta que el emperador bizantino Constantino VII, poderoso vecino y rival a quien logró arrancarle un tratado de paz duradera; consolidó su poder, esquivó matrimonios políticos, se ganó el respeto de su pueblo y en un extraño y legendario giro histórico, se convirtió en la Primera Mujer rusa canonizada por la Iglesia Ortodoxa.
Sta. Olga de Kiev (2), al parecer, tuvo poco de santa y mucho de justiciera. En la actualidad y desde su imponente monumento en la Michailovsky Square - con la bandera ucraniana flameando a sus espaldas- la vieja guerrera recuerda a propios y ajenos, el espíritu indomable de la Rus de Kiev, en tiempos de crisis, rebelión… y bolas curvas.
1. Los vikingos construían espaciosos pabellones de madera llamados “halls” que solían convertir en trampas mortales para sus enemigos cuando se trancaban las puertas y se prendía fuego el edificio.
2. Es venerada como la Patrona de conversos y viudas.
Fuentes:
. Martos Rubio, Ana. Papisas y Teólogas: Mujeres que gobernaron el reino de Dios en la Tierra. Historia Incógnita. Ediciones Nowtilus S.L., 2010
. Jesch, Judith. Women in the Viking Age. Boydell & Brewer Ltd, 1991 Pág. 111
. Langer, Lawrence N. Historical Dictionary of Medieval Russia. Scarecrow Press, 2001. Pág. 159
. MacCulloch, Diarmaid. A History of Christianity: The First Three Thousand Years. Penguin UK, 2009.
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