La escritora y actriz ilicitana está promocionando Pasajes a Orán
Por: Tania Baeza
¿Qué le impulsó a escribir Pasajes a Orán?
Y, una vez que estaba preparada para contar esta historia, ¿cuánto tiempo le llevó plasmarla por escrito?
Tras recabar toda la información necesaria, el proceso de escritura, reescritura y retoques finales duró unos cinco o seis meses más o menos.
¿Qué fue lo más difícil, si hubo algo, de ese proceso?
Información sobre la Guerra Civil hay mucha, pero resulta más costoso conseguirla cuando te adentras en hechos concretos de provincias, como el bombardeo del mercado central de Alicante. Además, una vez conseguí todos los datos que necesitaba, me encontré con un horror superior al que conocía, lo cual me resultó bastante duro a la hora de plasmarlo en la obra.
Durante mucho tiempo se han publicado libros sobre la guerra civil contando lo que ocurrió, siempre desde alguno de los bandos. ¿Ha llegado la hora de convertir ese pasaje de nuestra historia en el escenario sobre el que crear historias?
Por desgracia, la Guerra Civil es una parte de nuestra historia que todavía no ha sido superada. Quedan muchas heridas abiertas, y eso siempre hace difícil que nos acerquemos a ella desde un punto de vista que no sea el meramente historiográfico. Aun así, creo que no debemos tener tanto miedo a la hora de crear novelas o textos dramáticos.
Como hemos dicho, la historia está ambientada en un contexto histórico real, pero ¿se ha permitido licencias en ese aspecto?
Sí, por supuesto. Si bien es cierto que todos los datos que se mencionan en la obra son reales, la mayoría de los protagonistas son personajes ficticios, aunque algunos de ellos poseen rasgos de artistas que sí existieron en su momento.
En su historia aparecen un grupo de artistas que vieron frustradas sus carreras por la guerra. En su opinión, ¿qué supuso para la cultura española la última guerra civil?
Toda guerra resulta una catástrofe a nivel cultural, y la nuestra no iba a ser la excepción. Fueron muchos los artistas que murieron en la contienda, que tuvieron que marcharse al exilio o que, en caso de sobrevivir y quedarse, vieron su capacidad creadora sesgada por el régimen dictatorial posterior. Y aunque fueron también muchos los que siguieron trabajando desde fuera, dentro de España no se pudo vivir ese auge cultural del que sí se beneficiaron países como, por ejemplo, México.
Hace unos días fue la presentación del libro en Elche. ¿Qué tal la experiencia?
Fue una experiencia muy agradable. Ya había presentado el libro en Madrid, durante el XV Salón Internacional del Libro Teatral, pero hacerlo en tu ciudad es totalmente distinto. Además no fue únicamente una presentación, ya que dos actores de la compañía Melpómene Dacria realizaron una lectura dramatizada de un fragmento, cosa que agradó bastante al público presente.
¿Qué le comentaron los asistentes?
Destacaron la buena introducción del presentador, el historiador Pau Mascarell y, como digo, la lectura dramatizada de los actores. También comentaron que no tenían ni idea de muchos datos que aporta el libro, a pesar de ser hechos que ocurrieron muy cerca de nosotros.
¿Tiene prevista alguna presentación más por localidades próximas?
La editorial, Ediciones Irreverentes, tenía pensado la presentación en Alicante, Orihuela y Murcia, pero como estoy embarazada de más de ocho meses creo que vamos a tener que esperar un poco para hacerlas…
¿Cómo piensa dar a conocer su obra en todo el maremágnum de lanzamientos literarios navideños?
Es una tarea muy complicada. Gran parte del trabajo lo hizo lo editorial desde Madrid, pero hay que seguir insistiendo para que no caiga tan rápido en el olvido, ya que cada día surgen títulos nuevos.
Fuente: Ediciones Irreverentes
Además, la compañía Melpómene Dacria se encuentra ahora mismo preparando el montaje de la obra, que si todo va bien, verá la luz el próximo 2015.
Hablando con otros escritores siempre nos cuentan que lo más difícil es conseguir el respaldo de una editorial. ¿Qué nos puede contar de su caso?
Efectivamente, es muy complicado. Se escribe mucho y no se puede publicar todo. Por ello la gente está empezando a recurrir a otras fórmulas como la auto publicación. Yo creo que tuve suerte desde el principio. Un día, casi por casualidad, me decidí a enviar a la editorial Ñaque mi primera obra, El atardecer de cristal. A ellos les gustó mucho y decidieron apostar por ella. Fue un gran empujón para mí, la verdad. Desde entonces no he tenido problemas para publicar las otras dos obras, Lo que el tiempo nunca curó (también con Ñaque) y esta última, Pasajes a Orán, con Ediciones Irreverentes.
Volvamos por un momento al proceso de escritura. ¿Qué fue primero: los personajes, el final?
Tenía claro el contexto, el final y los personajes que estarían en la obra desde el principio. Pero como siempre ocurre durante la escritura, hay personajes que te traicionan y cambian muchas cosas que tenías pensadas para ellos en un principio.
¿Podría explicar a los lectores la historia del título: Pasajes a Orán? ¿Le costó decidirse o es de esos títulos que están claros desde el principio?
El título salió solo, la verdad. No suelo tener un título en mente cuando escribo una obra, me surge durante el proceso de escritura. En este caso hace referencia a la intención que tienen algunos personajes de conseguir pasajes para el famoso Stanbrook, el último barco que partió al exilio desde el puerto de Alicante y que recaló en la ciudad de Orán.
Y, suponemos que es difícil, pero ¿podría definir su estilo literario?
Creo que mi estilo se ha ido forjando poco a poco gracias a todo lo que he leído y visto representado. Soy de la opinión de que siempre podemos sacar algo en positivo de cualquier obra. Siempre he tratado de contar algo en mis obras, algo que llegue hasta el espectador, que lo haga reflexionar sobre este o aquel tema. Y siempre desde la honestidad, la elegancia y, si puede ser, con algún toque poético.
Estamos en fechas navideñas, denos alguna razón por las que su libro sería un buen regalo.
Me gustaría que la gente leyese más teatro. No es un género muy afincado en nuestro país, la gente prefiere ver las obras directamente representadas. A mí también me encanta ver teatro, pero no podemos olvidar que esas puestas en escena no dejan de ser la visión de un director y de unos actores que hacen suyo el texto, como es normal. Si eres tú quien lee la obra directamente, tienes la libertad de sacar tu propia interpretación, de ser tu propio director, incluso de imaginarte qué actores pondrías en cada papel.
Hablemos también de usted como lectora. ¿Qué historias le atraen?
Lo cierto es que leo muchísimo desde niña. No voy a negar que la novela histórica, bien documentada, ha estado siempre entre mis favoritas, pero tampoco me cierro a otros géneros. Últimamente he estado leyendo bastante novela negra. Eso siempre sin dejar de lado a los clásicos o géneros como la poesía y, por supuesto, el teatro.
¿Hay algún género que se le resista o le cueste?
Creo que he tocado todos los géneros literarios. Lo que si no soporto son los grandes bestsellers. He intentado leer alguno, pero siempre acabo por aburrirme.
¿Qué nos cuenta de sus autores favoritos?
Si nos centramos en teatro, adoro a los clásicos griegos, a los personajes tan marcados por la tragedia de Shakespeare, al teatro poético de Federico García Lorca o esa búsqueda de la felicidad a través de la fantasía (o la negación de la realidad) que tiene Alejandro Casona. Y, por supuesto, a Oscar Wilde y su sarcasmo.
¿Tiene algún libro que le haya marcado especialmente?
Hay muchos libros que me han hecho reflexionar a lo largo de mi vida. Creo que no podría citar ninguno en concreto, pero podría ser cualquiera de los autores que he mencionado anteriormente.
Y, para acabar, ¿qué libro recomienda a nuestros lectores?
Hoy día se publica tanto, que es difícil quedarse con un solo libro. Yo recomiendo que nunca se pierdan los clásicos, pero que tampoco cerremos las puertas a los autores más contemporáneos. Si tuviera que decidirme por uno, recomendaría mucho La edad de la ira de Fernando J. López. Es una novela que a más de uno le vendría bien para reflexionar sobre la educación y la sociedad de nuestros días.