Olímpicos de la limpieza

Por Andrea Y David Rodulfo Y Calvo @zaigua

Cada vez que hablamos con nuestro amigo Rachadell contándole nuestras últimas anécdotas nos dice que tenemos una vida de película, hay veces que nosotros tampoco nos creemos las cosas que nos ocurren, por ejemplo ¿cómo pudimos acabar este fin de semana durmiendo en la Villa Olímpica de Carabobo?

Esta semana estuvimos en Puerto Cabello, una ciudad muy familiar para nosotros ya que en Diciembre  estuvimos más de una semana allí. Cerca de Puerto Cabello se encuentra Valencia, lugar de residencia de Rubén, un fanático de las kombis que hasta el jueves únicamente conocíamos por internet. Entre unas cosas y otras no pudimos ir a visitarlo y el jueves por la noche Rubén agarró su colchón lo metió en su kombi y se unió a nuestro vecindario en el malecón por un día, vino incluso con flores J

Rubén tiene una combi igualita a la Zaigua, mismo color, modelo, nacionalidad y año, la única diferencia es que la nuestra está un poquito más sucia y llena de cosas por dentro… Rubén trabaja en la Villa Olímpica en Valencia y nos invitó a pasar el fin de semana allá para compartir más tiempo. Nos pareció una idea estupenda para salir de la rutina de los últimos días y nos fuimos como “deportistas invitados”.

Nos reservó una habitación en la Villa por 3 días con todas las comidas incluidas, una bienvenida totalmente inesperada. Al principio nos sentíamos un poco fuera de lugar ya que los deportistas nos miraban bastante extrañados así que decidimos darle un toque de humor. Cuando nos preguntaban que hacíamos allá dábamos diferentes versiones: decíamos que veníamos con la federación de surf ya que nos habían invitado a descansar unos días mientras reparábamos nuestras tablas; o les explicábamos que pertenecíamos a la federación de canotaje para estudiar la posibilidad de unos futuros talleres de tecnificación. 

Aprovechando la tranquilidad y seguridad del lugar, nos dedicamos exclusivamente a una tarea muuuy necesaria: limpiar y organizar la Zaigua a fondo, menudo desastre traíamos dentro. Comenzamos a sacar y sacar cosas, parecía una tarea interminable, encontramos cosas que ya dábamos por perdidas, otras por olvidadas y otras que nunca tuvieron que haber venido con nosotros. Así nos pasamos 2 días completos pero mereció la pena ya que ahora la Zaigua está más organizada que nunca. Que lástima que no la podamos disfrutar así por mucho tiempo, nuestro viaje va tocando a su fin…

David