No, desafortunadamente todavía no se han inventado los viajes a través del tiempo. Pero es cierto que un poco transportada en él, a través de la historia, si que me he sentido durante esta escapada. Escapada que iniciamos en tierras de Aragón, concretamente en Zaragoza, y que hemos continuado en Navarra.
De ahí que para mí, visitar Olite y sus alrededores ha sido un Viaje en la Historia y el Tiempo.
Era media tarde cuando entrábamos a la Plaza de los Teobaldos de Olite, donde está el Parador Príncipe de Viana, allí nos alojaríamos durante nuestra estancia en Navarra. Lleva el nombre de su último morador y ocupa el edificio del Palacio Viejo de Olite.
Sólo con ver su fachada, sus vidrieras, sus escudos y su situación, pegado a la Iglesia de Santa María y al Palacio Nuevo, nos damos cuenta que tanto su interior como sus alrededores albergaron momentos históricos muy importantes.
Merece la pena alojarse aquí, es una experiencia más del viaje, sobre todo si tenemos ocasión de disfrutar de una de las habitaciones del Palacio Viejo, no del edificio anexo al palacio, cada una diferente, entonces sí es un viaje en el tiempo o en la historia, que en este caso, casi es lo mismo.
El Palacio Viejo luce imponente, sin lujo excesivo, pero con elementos característicos del Medievo y algo del gótico, como vidrieras, mobiliarios, arcadas, chimeneas, todos combinados con elementos actuales que no desentonan en ningún momento.
Cálido y confortable, con agradables salas de estar y un comedor que invita a probar la gastronomía de la zona. Lo hicimos, cómo no, os doy más detalles más adelante.
El resto de la tarde lo pasamos paseando tranquilamente por sus estrechas callejuelas. Olite alberga preciosos rincones medievales, con casonas de piedra que lucen los escudos de armas de los nobles y bonitas iglesias.
El Palacio Viejo está separado del Nuevo por la Iglesia de Santa María donde resulta imposible no quedarse maravillado por el bellísimo claustro que se levanta justo delante de su portada. Confieso que siento predilección por las ventanas, arcos y arquerías de estilo gótico, me resultan bellísimas, y me encanta fotografiarlas a diferentes horas del día y jugar con las luces, con los marcos que imprimen sus arcos a las vistas que podemos ver a través de ellos.
Dejamos para la mañana siguiente la visita del Palacio-Castillo Nuevo, de estilo gótico, sin lugar a dudas, uno de los mejores que he visitado en España.
En el Palacio Nuevo no quedan restos del mobiliario ni de la decoración original, una pena, por que parece que fue de las más suntuosas de toda Europa, aun así no resulta difícil imaginar lo espectacular que debieron ser sus salas.
El Palacio Nuevo también disponía de jardines colgantes, de huertos con árboles exóticos, de una pajarera y de un pequeño zoológico, lo cuál, para la época, debió ser de lo más llamativo.
El primer piso está dedicado a la planta noble, a los aposentos del rey y la reina, donde no se reparó en detalles y decoraciones. De ahí se sale a la Galería del Rey, con un maravillosa ala de arcos góticos que da al patio de las moreras. Todavía queda una, dicen que centenaria.
Pero impresionantes son también sus diferentes torres: Torre del homenaje, Torre de Fenero, Torre de la Atalaya, Torre de los cuatro vientos, Torre del Aljibe, Torre de las Tres Coronas, cada una de ellas erigida para cumplir una misión.
No debemos dejar de subir a ellas, desde donde no sólo se ven maravillosas vistas de Olite y alrededores, sino que también nos ayudan a comprender la estructura arquitectónica del complejo formado por el Palacio Viejo, la Iglesia de Santa María y el Palacio Nuevo.
Volviendo al Parador de Olite, y aunque ya lo adelantaba antes, resulta muy recomendable disfrutar de su gastronomía basada, principalmente, en productos y platos de la zona. Nosotros lo hicimos en dos ocasiones y la experiencia fue más que satisfactoria, os dejo con algunos ejemplos.
Dorada sobre Crema de Patata y Lubina con Verduras
Lenguado en Escabeche y Frutos Secos y Solomillo de Cerdo Ibérico con Verduras
Peras al Vino y Leche Frita
Y ya en los alrededores de Olite, imprescindible darse una vuelta por Ujué. Encaramado en lo alto de una meseta, este pueblo medieval alberga la Iglesia-Fortaleza de Santa María, desde donde se obtienen unas vistas impresionantes de toda la zona.
Nosotros nos acercamos también a Artajona. Un pequeño pueblo de empinadas cuestas que llevan a lo alto de un cerro donde se encuentra una fortificación medieval, también conocida como el Cerco, y la Iglesia fortaleza de San Saturnino.
Sólo han sido dos días por tierras navarras. Al día siguiente salimos de nuevo hacia Aragón, Sos del Rey Católico nos espera, pero lo que no podemos negar es que han sido dos intensos y gratificantes días.
¡Hasta pronto!