Como cada año el presidente de Banco Sabadell, José Oliu, ha abierto el año en Sabadell con una conferencia en la Cámara de Comercio local sobre las perspectivas que ofrece este ejercicio donde el sector financiero español vivirá un proceso de concentración muy duro. “Será el peor año de este ciclo de crisis” pero, augura que a la vez “será el año de inflexión, de cambio. La prosperidad se recuperará en el 2013, porque se están adoptando las medidas adecuadas para ir revirtiendo la actual situación”.
Su visión sobre la situación de la economía nacional es compleja. Dura y realista, con afirmaciones del tipo “España debe volver a ser un país de emigración, porque solamente con la creación de nuevas empresas va a ser muy difícil reducir la tasa de paro actual”.
Sus declaraciones no han dejado indiferente al auditorio plagado de empresarios y directivos locales. “Nos encontramos ante un ‘Maastricht 2’, que, en esta ocasión, sí que habrá que cumplir de forma rigurosa.”
Oliu ha relatado algunas de las principales medidas que el Gobierno de Mariano Rajoy debe poner en marcha para revertir el contagio de la crisis a los países sistémicos: mayores avances hacia la unión fiscal; que el BCE siga actuando, temporalmente, como prestamista; y reforzar la solvencia de los soberanos.
Esa hoja de ruta tiene complicaciones de gran alcance ya que para algunas de las medidas propuestas es necesario reformar los tratados de la Unión y legislaciones nacionales que, en el panorama europeo actual, no se perciben como fáciles de lograr.
España verá, según su opinión, cómo se reducirá el endeudamiento privado y una sustancial bajada del precio de los activos inmobiliarios en general aunque, detalló, que algunas zonas ‘prime’ ya han tocado suelo y empiezan tímidamente a subir.
Sobre la compra del Banco CAM, Oliu está convencido que aportará valor al Sabadell. “Tendrá un impacto muy positivo sobre el beneficio por acción, gracias a las sinergias y a la mejora sustancial del perfil de riesgo”.
Y en respuesta a un asistente, califica la tasa Tobin de recaudatoria. “De aplicarse sería nefasta para el sector porque redundaría negativamente sobre el crédito disponible, la rentabilidad esperada por los accionistas y la competitividad de toda la industria financiera europea”.