Lo siento, Elizabeth, pero me he quedado igual que antes de comenzar el libro. Y no es que diga que la novela sea mala, ni que no me parezca una buena idea la estructura que sigue. Llama la atención que se trate de una novela dividida en cuentos, y que el títuto corresponda con uno de los personajes principales, a veces protagonista, otras veces simplemente pasaba por allí.
Pero a mí no me ha llegado.
Quizás sea el hecho de leer a tanto americano, que cuesta un poco más afinar el tiro cuando hay que elegir. Hay tanto escritor bueno al otro lado del océano... Pero se trataba de un Pulitzer, eso da categoría. Pero tampoco.
Puede que también me influya el hecho de venir de una novela como La Pianista, que todo te parece más simple y menos intenso. Sí, tal vez es que todavía deba superar las palabras de Jelinek. Aunque cambiar de tono o de estilo de un libro a otro nunca me había afectado.
En fin, que no seré de las que llevaré a rajatabla la cita que aparece en la portada. Fue fácil de leer, sí, pero es posible que lo olvide.
Traducción: Rosa Pérez Pérez