Olive kitterige

Publicado el 04 septiembre 2018 por Aleon @Aleonpizarro
de Elizabeth Strout.

Título: Olive KitterigeAutora: Elizabeth Strout.Editorial: Duomo, 2018.Páginas: 336.
SINOPSIS.
Premio Pulitzer 2009. Olive Kitteridge es una maestra retirada que vive en un pequeño lugar de Maine, en Nueva Inglaterra. A veces dura, otras paciente, a veces lúcida, otras abnegadamente ciega, Olive lamenta las transformaciones que han agitado el pequeño pueblo de Crosby y la deriva catastrófica que va tomando el mundo entero, pero no siempre se da cuenta de los cambios menos perceptibles que afectan a las personas más cercanas: la desesperación de un ex alumno que ha perdido las ganas de vivir; la soledad de su hijo, que se siente tiranizado por los irracionales caprichos maternos; y la presencia de su marido, Henry, que vive su fidelidad conyugal como una maldita bendición. 
Mientras la gente del lugar va afrontando sus problemas, sean leves o graves, Olive va tomando conciencia de sí misma y de las personas que la rodean, muchas veces dolorosamente, pero siempre con una honestidad entrañable.
IMPRESIÓN PERSONAL.
Este es el tercer libro que leo de Elizabeth Strout. El año pasado leí y reseñé Todo es posible, una novela escrita al estilo limpio de la autora que nos coloca ante un gran número de personajes que habitualmente pasan desapercibidos aunque convivan cerca de nosotros. Y el anterior, Me llamo Lucy Barton, una historia madre-hija que me conmovió y que me convirtió en fan incondicional de esta autora y de esta manera de escribir sobre los sentimientos de la gente corriente.
Por este motivo, no tuve ninguna duda a la hora de adentrarme en esta novela de la autora. La misma viene avalada además por el éxito de la miniserie que del libro se hizo y por haber ganado el Premio Pulitzer 2009, y eso que yo no soy mucho de secundar lecturas en función de si han ganado un premio o no. Pero Elizabeth Strout ya me tiene ganada, repito, por su manera de escribir tan limpia y sencilla, tan cercana al día a día de la gente corriente, esa gente a la que parece desde fuera que no le ocurren cosas relevantes ni salen en los medios, pero que viven con intensidad sus vidas y aprecian todavía lo que les ocurre a sus vecinos y conocidos.
Olive Kitterige es una maestra jubilada con un carácter irrascible, una cascarrabias en toda regla, que convive con su marido, Henry, un sol de hombre, cariñoso y paciente. Parecen ser el ejemplo claro de que los polos opuestos se atraen porque nadie se explica como dos personas tan contrapuestas pueden llevar conviviendo tantos años, ni siquiera su hijo aguanta el carácter de su madre. Sin embrago, y en contra de lo que pudiera pensarse ambos continúan enamorados el uno del otro y se comprenden sólo con mirarse.
Con este personaje principal, la autora construye una historia compuesta de más de diez relatos/historias de los vecinos de esta singular maestra en una estructura curiosa ya que aunque son historias, de algún modo, independientes,Olive Kitterige siempre aparece en ellas, aunque sea de pasada sirviendo al narrador de nexo de unión, de hilo conductor de toda la historia de la novela. Como siempre, la autora se recrea en las vidas de los vecinos de una localidad de Maine, de donde ella es originaria, llamándonos la atención sobre sus vidas, sus anhelos, sus sueños por cumplir y el paso de la vida por cada uno de ellos, incluida la propia Olive.
No soy una lectora aficionada a los relatos pero lo cierto es que como en novelas anteriores de la autora me ha cautivado su forma de narrar, esa manera sencilla y a la vez cautivadora de nombrar las cosas y los sentimientos y en los que cada palabra escrita, lo es porque es importante para definir al personaje o el contexto en el que se mueven. Una manera de contar situaciones y problemas tan cercanos que por si solos definen y marcan la vida entera de quienes los viven y padecen.
En definitiva, he degustado sorbo a sorbo esta novela, esta ristra de problemas y vivencias cotidianas que la autora me ha descubierto con su forma de narrarlos y unos personajes totalmente entregados a vivir plenamente sus vidas, con todo lo que eso conlleva de sufrimiento y felicidad.