Olivos vs Argentina – El Disenso

Publicado el 09 agosto 2021 por Adribosch @AdriBoschMarti

La pandemia fue un flagelo. Pero hubo otro, la institución de un sistema de privilegios, en el que la troupe del presidente estuvo sobre la ley mientras el pueblo era sometido a la disciplina más...

MARIANA ESCALADA & AGUSTÍN RONCONI

La pandemia fue un flagelo. Pero hubo otro, la institución de un sistema de privilegios, en el que la troupe del presidente estuvo sobre la ley mientras el pueblo era sometido a la disciplina más estricta. Este artículo consta de un breve video que muestra lo que hacían Fabiola Yañez y Abigail Jiménez el 16 de noviembre de 2020. Luego, nuestra video-reflexión.

La gente no está bien, se siente atropellada, despojada e incapaz de recuperar lo perdido. Aquí y allá ve cosas que se explican, siempre se explican, pero la sensación de que algo no cierra es persistente, aunque cuesta mucho poner el problema en palabras. En cierta forma, muchos pensadores se ocuparon de esto, aquí van dos:

-" Hay una moral de señores y hay una moral de esclavos ", diría Nietzsche.

-" El sometimiento de seres humanos se convierte en un ritual; impone obligaciones y derechos; constituye cuidadosos procedimientos. Establece marcas, graba recuerdos en las cosas e incluso en los cuerpos ", escribió Foucault para profundizar la idea del alemán.

Y así estamos, desde que Alberto Fernández, con la excusa sanitaria, montó un enorme dispositivo teatral con fines disciplinarios. En escena, videos de gente cayendo redonda al piso, imágenes apócrifas de hospitales colapsados, controles, barbijos, abusos, víctimas y chivos expiatorios constantes. El horror se multiplicó en millones de pantallas.

Al costado, el coro de Alberto cantaba: quedate en casa, cuidá al otro, somos la vida y los que no obedecen son la muerte, denunciá a tu vecino, los vivos lo van a entender por las malas, nadie se salva solo.

Nos, el pueblo representado de la Nación Argentina, aislados, encerrados, desesperados, muertos de miedo, no fuimos los espectadores de la tragedia, sino su víctima.

Los argentinos no fuimos testigos de ese drama. Fuimos protagonistas pasivos de una enorme estructura de poder disciplinario. La gente que moría, la que era reprimida, la que era escrachada, podía ser cualquiera de nosotros que saliera a la calle.

El sufrimiento de Abigail, y el de muchos otros, en cierto modo fue necesario para mejorar eficiencia del montaje. Ellos padecieron por nosotros, prácticamente para que los veamos. El suyo fue un suplicio ejemplar.

La suspensión de nuestros derechos y garantías constitucionales con la excusa de la pandemia constituyó un estado de sitio. Claro que no firmaron "Estado de sitio", el poder es esquivo y ama los eufemismos. Pero todos nosotros fuimos sitiados en nuestras casas por el poder político.

Alberto se convirtió en un dictador sanitario. Ya Verbitsky le había reprochado, en alguna entrevista, que predicara higiene sin usar barbijo, pero el chancho se lo tomó a risa. Es que los dictadores establecen las reglas, pero para el resto. No es la cuarentena, sino su vida licenciosa, ya inocultable, lo que configura el espíritu dictatorial del presidente.

Pensando en estas y otras ideas que cuesta compartir en una sociedad tan audiovisual, decidimos hacer un breve video mostrando los contrastes del 16N 2020, aquel día en que Fabiola recibía un séquito para disertar sobre las niñeces, mientras la pobre Abigail era atormentada por el cancer, las moscas, y la policía sanitaria. Para acompañar las imágenes y los datos, recurrimos a los anhelantes versos de Vicente Lopez y Planes, "oíd el ruido de rotas cadenas, ved en trono a la noble igualdad", Amén. Nota:
La información utilizada para el video proviene de un pedido de informes realizado por El Disenso y el Instagram de la Primera Dama.

Origen: Olivos vs Argentina - El Disenso