La idea nació hará más de un siglo con el tren de vía estrecha que se construyó para llevar el carbón de las cuencas mineras leonesas a los altos hornos de Sestao y Bilbao. Las largas horas en la máquina de vapor se aprovechaban para hacer la comida: cocido montañés, fabada asturiana, olla podrida, bacalao al pilpil y un sin fin de platos de la comida tradicional del norte de España. Se utilizaba el vapor a presión y caliente de la caldera de la locomotora extrayéndolo a través de un grifo para hacer la comida; mucho mejor que a fuego lento. Más rica.
A los postres echaron unas palabras los presidentes de las Asociaciones de Amigos del Camino de Santiago de Cistierna y León. También pasó a saludarnos el alcalde de la localidad don Nicanor Sen. Y más café y chupitos para regar los lazos de San Guillermo y otras delicias de la confitería típica de Cistierna.
El museo del ferroviario de Cistierna es una de esas pequeñas maravillas que todos deberíais conocer. En él han recogido, con paciencia infinita, materiales y recuerdos del antiguo tren hullero de Matallana a Valmaseda. Docenas de recuerdos que nos llevan a los tiempos de los trenes de vapor que marchaban por estas tierras llevando personas y mercancías del País Vasco a León y viceversa.
http://www.mriano.com/museo-ferroviario-de-cistierna_n19.htm
Si queréis ver más fotos del interior del museo podéis visitar mi otro blog Aldaba amiga:
http://ladmis.blogspot.com.es/2013/02/museo-del-ferroviario-cistierna-leon.html
Desde Cistierna se pueden hacer muchas excursiones de montaña y senderismo; ya le echamos el ojo al Castillo suevo de Aguilar, el Aquilare de San Martín como le llaman por estas tierras.
Siempre San Martín obispo, donde estuvieron los suevos allí quedó algún templo o torreón o castillo suyo con el nombre de su santo: San Martín de Braga.
En este castillo y territorio transcurre la mayor parte de uno de mis relatos contenidos en Milagro en Benarés: Gundemaro, el último conde suevo.
Milagro en Benarés y otros cuentos prodigiosos
En él descubriréis al auténtico último conde suevo que defendió la Puerta de Galicia y el Aquilare. No se llamaba Gundemaro, por supuesto, que es nombre visigodo y estuvieron con ellos de guerras más de 150 años. Y muchas cosas maravillosas de la historia auténtica de esta extraordinaria tierra que en aquellos siglos se llamaba: Arbolia.
Venir a conocerla, y os asombraréis.
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Daniel Paniagua Díez