Olvidados marvel: Marvel 2099 (parte 1): Doom 2099

Publicado el 31 marzo 2015 por Celesj

Corría el año 2099… el futuro del Universo Marvel se ha convertido en una distopía tecnológica en la que los gobiernos se han sometido al control de las grandes megacorporaciones mundiales. Alchemax, Stark-Fujikawa, D/Monix, Synthia, la ¡madrileña! Pixel (lo juro…) hacen y deshacen a su antojo, controlan los gobiernos, los ejércitos y la policía, que son todos privados y a su directo servicio . El Presidente de los Estados Unidos es ignorado, y sólo sirve como puente entre corporaciones. El beneficio económico de una minoría poderosa ahoga a la mayoría de la población, cuyas tímidas protestas son cercenadas con mano de hierro. No existe nada parecido al “estado del bienestar” más que para la casta de privilegiados. Si no has pagado tu correspondiente factura, la policía (el Ojo Público) no te ayudará, los jueces no te harán caso. Los criminales y asesinos salen libres pagando multas, y si tienen “tarjetas black” tienen crédito ilimitado para su impunidad. La población sólo es útil como carne de cañón, aunque muchos no se quieran dar cuenta. Todos los avances tecnológicos son disfrutados por los grandes tecnarcas que ahora gobiernan todos los rincones del planeta, mientras que el resto se tiene que conformar con las migajas. Si no tienes la suerte de pertenecer a la clase social adecuada, tienes pocas opciones de progresar y como mucho puedes aferrarte a la esperanza del regreso de tu Dios, Thor. Los Thoritas están por todas partes predicando el regreso de su señor, ofreciendo esperanza a cambio de inacción. El planeta sufre una contaminación devastadora en pos del beneficio económico ilimitado. La vida humana vale menos que un decimal en un porcentaje de beneficio ¿Nos suena de algo un mundo así…?

No existen los superhéroes. La Era Heróica acabó. Algo les pasó, y nunca se recuperaron. Los mutantes han visto reducido su número a la mínima expresión, y no son un poder determinante en la balanza. Aunque dicen que algo raro ha pasado en la corporación Alchemax con un tipo que parece trepar por las paredes. Y este mundo necesita un héroe. Pero no será el que podríamos esperar…

John Francis Moore y Pat Broderick nos ofrecieron este héroe. Y no fue otro que… el Doctor Muerte. Un Doctor Muerte joven, sin memoria reciente, que no sabía cómo había llegado a esa época, pero que seguía siendo el Doctor Muerte. La misma actitud, el mismo orgullo… ¿cómo podría ser Victor Von Muerte un héroe?

La respuesta es que depende de las circunstancias, un villano puede ser un héroe. Y las circunstancias eran extremas… El Dr.Muerte siempre pensó que debía gobernar el mundo, pero para hacer de él un lugar mejor. Que era el mejor cualificado para la tarea. Sencillamente, siempre creyó que era el adecuado para guiar a la Humanidad hacia el destino que le correspondía, erradicando el hambre, la guerra, el racismo, la contaminación … una Humanidad feliz y unida bajo la implacable, cruel y poderosa, pero justa, bandera de Muerte. No creía en la democracia por el hecho de que estaba convencido de ser el monarca definitivo, que la masa no sabe guiarse sola y que necesita de un mando definido para progresar. Su mayor pecado fue siempre el orgullo. Pero, ¿y si tuviera razón? ¿Y si la Humanidad hubiera probado que no sabe caminar sola? ¿Y si el mundo que ofrece Muerte fuera una opción mucho mejor que las circunstancias actuales? ¿Si los que le impiden sus objetivos, en lugar de ser superhéroes, fueran mucho peores que él, no sería Muerte el héroe de esta historia?

El Dr. Muerte se encontró Latveria gobernada por Tigre Wylde, tránsfuga de Alchemax que consiguió mantener al país al margen de las grandes corporaciones, si bien al precio de gobernarlo sin piedad ni remordimiento. El castillo de Muerte hace años que es una completa ruina, su figura es más un cuento de viejas que un recuerdo real del antiguo monarca… pero Latveria va a recordar bien rápido. Primero Latveria, y después… el mundo. Este mundo de autopistas de la información, de realidad virtual, de surferos del ciberespacio, programas sentientes, personas que se convierten en virus cibernéticos… este mundo de tecnología avanzada pero al alcance de la mano si uno sabe buscar… es un paraíso para una mente abierta y esponjosa como la de Víctor. Es un mundo que necesita desesperadamente alguien que lo arregle.

Como siempre, los gitanos se han adaptado al mundo en el que viven, y ellos sí que recuerdan a Muerte. Serán sus aliados y su sustento, su ejército sin soldados. Muerte va acumulando poder, conocimiento, aliados y seguidores fieles que lo ven como la última esperanza del mundo del 2099… sus múltiples aventuras futuristas van preparando el terreno, poco a poco, para lo que ha de venir y hacia la adquisición de más y más poder y conocimiento por parte de Muerte. Wakanda, la Caída del Martillo con la que gana su base móvil Libera Cielo, la resolución del misterio de su identidad… todo se encamina hacia el siguiente nivel en la serie.

Y entonces llegó Warren Ellis. Y con él, se cumplió la promesa, el objetivo final, la resolución lógica de la serie de Muerte 2099, que afectaría todo este universo futurista, a todas y cada una de las colecciones, algunas de ellas con consecuencias fatales. Warren Ellis no sólo no ignora el entramado tejido por John Francis Moore, sino que recoge magistralmente todos los elementos que conformaron su etapa, incluso los que el mismo Moore había dejado olvidados desde los primeros números, y los combina de manera natural y esplendorosa en pos de que su objetivo final resulte creíble y hasta lógico. ¿Cómo sería un mundo gobernado por el Doctor Muerte?

Su ataque fue exitoso y fulminante, y fue tanto físico como virtual, con su propia red de ciberpiratas. Rápido y eficaz, no dio lugar a defensa posible. Y sin alguien enfrente como Reed Richards para anticipar sus planes, el mundo no tenía nada que hacer. Se convirtió de la noche a la mañana en el nuevo presidente de los Estados Unidos, con su nuevo concepto de democracia absolutista.

Todo está preparado para que nuestro héroe luzca en todo su esplendor: objetivo conseguido. Le resta poder a las corporaciones, se dedica a distribuir la tecnología y el acceso a la red de manera libre para la gente, despliega estaciones meteorológicas que limpien el aire y recuperen el ozono, proporciona renta básica, alojamiento y alimento a los más desfavorecidos, deroga el sistema de castas y de seguridad… y todo lo que exige a cambio es obediencia y respeto a sus leyes, que Warren Ellis detalla hasta el extremo, viéndose que sus condiciones, aunque sean duras, son realmente una mejora respecto a lo que había. El resto de series del 2099 inevitablemente se ven afectadas y giran alrededor de la trama de Doom 2099, añadiendo a sus títulos la coletilla A.D. (After Doom). Es éste un intento sincero y veraz por su parte de salvar el mundo, convertirlo en algo sostenible y vivible bajo su mando. Es un ideal egocéntrico pero noble. Pero claro, realmente… realmente Muerte no es un héroe. Ni siquiera en esta época. Y en los cómics Marvel sólo los héroes consiguen realmente las victorias. El orgullo, que siempre le pierde, no le dejará ver que realmente su conquista fue ficticia, el verdadero enemigo sigue indemne porque no fue capaz de identificarlo. Ni siquiera lo conocía. El mundo corporativo, con su propia versión oculta de los Illuminati, está preparado para devolver el golpe…

Con sus beneficios económicos amenazados, las corporaciones contraatacan. Más que eso: suben la apuesta. En realidad, importa más el poder acumulado incluso que el beneficio. Todo es sacrificable en pos de mantener la cuota de poder. El planeta, su gente… no son nada, como mucho un lastre que dejar atrás, a la que engañar para que siga adormecida, y si hay que inventarse un falso Capitán América que lidere el contragolpe, se inventa. Lo importante es ganar. Y Muerte jamás se ha enfrentado a un enemigo tan implacable. Su castillo, que parecía de piedra sólida, se torna tan frágil como uno de naipes. Muerte es desbordado, conquistado, sus colaboradores implacablemente perseguidos, encontrados, ejecutados. Su país, Latveria, eliminado del mapa, sus habitantes convertidos en caldo biológico. No hay piedad. No hay conciencia. Jamás Muerte recibió un castigo tan duro, tan devastador, jamás se vio tan claramente superado por las circunstancias… si alguien busca un precedente para el Authotity de Ellis, quizá deba mirar el mundo del 2099. Claro que, como siempre, Muerte es como un gato con siete vidas, y siempre cae de pie. Consigue escapar, no sin daño. Y si el golpe recibido fue terrible, la respuesta lo será todavía más… Y en este juego de golpe y contragolpe, el universo 2099 se tambalea, se deshace y se degrada todavía más. Queda poco por lo que luchar.

Ya sin Warren Ellis al guión, la serie continúa con un Muerte que se lanza a una búsqueda a través del tiempo para tratar de salvar su Latveria cambiando el pasado, viajando al que por entonces era el presente del Universo Marvel, encontrándose consigo mismo y constatando lo mucho que él mismo había cambiado en comparación con su yo pasado. La Falange regresa a la Tierra, y como consecuencia se funden los casquetes polares. Atlantis se alza. Los mares cubren el planeta. La Humanidad está al borde de la extinción. Cada nueva historia es un clavo más en el ataúd de este mundo, que se encamina hacia su fatal perdición con una libertad creativa que permite realizar lo impensable… incluso para el Dr.Muerte. Dijimos que Muerte no era realmente un héroe. ¿Nos equivocamos, al final? Como dato final, John Francis Moore volvió a la serie para guionizar el último capítulo de la misma. Y de ahí la trama saltaría a 2099: World of Tomorrow, donde finalizaría y quedaría cerrada la historia de Doom 2099.

Los contados aficionados de esa línea siempre recuerdan con justicia el nombre de Miguel O´Hara, Spiderman 2099. Pero sería injusto olvidarnos de la verdadera figura sobre la que gravitó de principio a fin este elaborado universo de ficción futurista: el Dr. Muerte.