Por Patricia O. (Patokata) desde Uruguay
No podía evitar mirar de reojo la puerta del apartamento...
Siempre le daba la sensación de que él iba a entrar de un momento a otro y ella estaría expectante y temerosa, como siempre, a que algo lo disgustara. Pronto se tranquilizaba, olvidaba con frecuencia que ya era libre; esa manía que su marido siempre tuvo de bañarse en perfume era lo que delataba su presencia, aún después de tantos años, tras las paredes empapeladas...
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