Onanismo cívico

Publicado el 04 julio 2010 por Santibenitez

El término Huelga viene de Holgar - estar ocioso, no trabajar, yacer, parar-. Su origen es campesino, se denominaba Huelga al periodo de tiempo que media sin labrarse la tierra, ya fuera por estar en barbecho, o porque acabara de ser recogida la cosecha y se esperara al momento de ser de nuevo arada y sembrada.

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La huelga es reconocida como derecho en 1864, Reino Unido. Las hay que han pasado a la historia como sonadas, Chicago (1886) por la jornada de ocho horas, San Petesburgo (1905) insurreccional, España (1917) y Alemania (1920), ambas revolucionarias, Estados Unidos (1946) General Motors - duró casi un año-, y, por supuesto, Francia (1968) Mayo, en la que, por primera vez, estudiantes y trabajadores se unieron en una huelga de magnitud nacional.
Pero no piensen que la huelga es un invento de los tiempos modernos, por mucho que la neoliberalidad rampante lo diga. La primera huelga documentada data del 1.215 a.de C., cuando, al grito de "¡Tenemos hambre!", que resonó por todo Deir el-Medina, los obreros tebanos dedicados a la construcción de las tumbas reales estallaron en cólera porque no se les pagaba el salario. Aprovecharon que se acercaba la fiesta de Sed, el jubileo real, ritual destinado a renovar la energía del faraón. El paro comenzó el día 10 del segundo mes de otoño del año 29 del reinado de Ramsés III. Hubo una multitudinaria manifestación que recorrió el camino desde el barrio obrero hasta el templo de Medinet Habu, y una sentada en la parte trasera del templo funerario de Tutmosis III. Un escriba logró calmar los anímos consiguiendo que los enfadados obreros volvieran a sus casas... pero al día siguiente, al ver que no se había resuelto nada, los obreros volvieron al paro general, exponiendo sus reivindicaciones ante el gobernador de Tebas: "¡Empujados por el hambre y por la sed, nosotros hemos venido aquí! No hay vestidos, ni grasa, ni pescado, ni legumbres. Escribid al faraón, nuestro buen señor". A raíz de esta reunión con el gobernador los obreros lograron cobrar su sueldo, y los atrasos, para volver a parar un mes más tarde por exactamente lo mismo, sumándole "una muy grave acusación" sobre las "malas acciones" de los hombres del faraón, en referencia directa a la maquinaria administrativa de Ramsés, que dedicaba las existencias de los graneros reales a pagar los gastos del jubileo... enrriqueciéndose por el camino con lo que le correspondía a los obreros.
Qué poco ha cambiado el mundo, ¿Verdad?
Este martes pasado, en relación a la huelga de los trabajadores de Metro Madrid, ha dado la impresión que los españolitos de a pie piensan que una huelga es un acto de declaración de intenciones, o un paseo por el campo, no una reivindicación de derechos, ya sean laborales o del tipo que sea, que, lo normal, es que se haga cuando esos derechos están siendo pisoteados, que es el caso de los trabajadores de Metro Madrid, y, si vamos a esas, el caso de todos y cada uno de los trabajadores de esta España y de esta Europa de complacientes zurriagos. Tanto es así, que la Comunidad de Madrid intentó, y casi lo consigue, aprovecharse del evidente onanismo cívico - no se hagan mala sangre, madrileños- que infecta a toda la sociedad española y europea, para lograr una posición de poder con la que presionar a los trabajadores de Metro Madrid y endilgarles un decreto ley que afecta a los funcionarios, no a los trabajadores de una empresa municipal. El onanista cívico no pensó "Si les quieren aplicar el decreto de los cojones, pues que los hagan funcionarios", NO, lo que pensó fue "¡Que panda de insolidarios, que me hacen llegar tarde al trabajo!" - Échale guindas al pavo-.
Me hizo gracia un comentario de una twittera que dijo - creo que pensó en hacer algún tipo de ironía, que la hizo, pero hacia ella misma-, textual, que ya tenían 6 días de libre disposición, y que les dieran una semana, o mejor, un mes (¿...?). El onanista cívico no piensa que deba luchar por tener 6 días de libre disposición, sino que aquellos que los disfrutan por convenio deberían conformarse con lo que tienen, porque él no tiene huevos de luchar por ello, ergo, ellos son unos privilegiados, no él un pobre imbécil incapaz de defender sus derechos.
Querido onanista cívico, una huelga no es un acto de fe, no son juegos florales, no es acatar ilegalidades a priori y denunciarlas a posteriori, NO. Una huelga es un acto de lucha, sí, sí, lucha, esa palabra que ahora mismo tiene que ir a buscar al diccionario porque después de tantos años onanizando su disminuido entendimiento en trabajos de mierda, firmando contratos en precario sin decir ni mu, sobreviviendo por las esquinas y acatando lo inacatable, se ha perdido en el fondo de sus meninges abocándole al hipogonadismo. Una huelga es un acto de lucha, un acto de fuerza que se hace para dejarle claro al que toque que los menos no pueden imponerse a los más y, por lo tanto, un acto de ejercicio democrático, quizás el más democrático de todos, dejar claro que los menos no deben, ni pueden imponerse a los más. Nuestros abuelos lucharon defendiendo la República precisamente por eso, porque los menos no deben, ni pueden imponerse a los más.
Una huelga es un acto de responsabilidad que no sólo es un derecho, es la base de la lucha por los derechos de todos, y no sólo los laborales. Aunque no le entre en su dura mollera los trabajadores de Metro Madrid también luchan por los derechos de los que los vilipendian e insultan, los de usted, amigo hipogonádico, y los míos.
Dentro de poco hay una huelga general. Es cuestión de que piense qué va a hacer, porque es evidente que ya es hora de que haga algo. Se entrega la educación de sus hijos a empresas privadas imponiendo el plan Bolonia, y usted no hace nada. Estamos en crisis, pero el precio de la luz, del agua, del gas, del teléfono sigue subiendo con el beneplácito del gobierno, y usted no hace nada. Sube el IVA, pero no se suben los impuestos a los que más ganan, y usted no hace nada. Se matizan derechos para adecuarlos a los intereses de las grandes empresas, los especuladores y los bancos culpables de esta crisis - si hasta se les da su dinero, sí, sí, el suyo, porque los impuestos son sus dineros-, y usted no hace nada. Se amenaza con subir la edad de jubilación mientras se congelan pensiones, y usted no hace nada. Se vende a trozos el Estado de Bienestar, y usted no hace nada... aparte de callarse, como un puto, agachar el testuz y mirarse los zapatos con la mano metida en la entrepierna.
¿Sabe usted que es lo que dice la derecha de los derechos sociales? Que el mayor derecho social es el derecho al trabajo - lo que no dice es qué tipo de trabajo, aunque da igual, porque usted y yo sabemos cuál es-. ¿Sabe usted que dijo Esperanza Agüirre el otro día? Que es necesaria una ley de huelga, pero para restringirla. Así que ya sabe la que nos espera, y esté seguro que la cosa empeorará, irá a más.
La cuestión es si usted va a seguir ejerciendo su onanismo cívico, machacándosela en la barra del bar, protestando en las esquinas por lo bajini, dejando que le roben la poca dignididad que le queda como trabajador y como ciudadano, que le queda bien poca, o va a superar haber dejado reducir sus gónadas al tamaño de guisantes y hacer algo al respecto...

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Buenas noches, y buena suerte...
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