Mi suegro nunca jugaba y siempre me decía que las posibilidades de que te toque una lotería es semejante a la posibilidad de coger un globo dejado caer entre en el campo del Barça lleno. Es evidente que si no vas al campo es imposible cogerlo pero esta reflexión me hizo pensar y, por ese motivo, nunca juego a la lotería ni juegos de azar. Y menos con dinero. Sólo juego en lo que me propone mi enfermera y, de momento, mi suegro tenía razón.
Si mañana no escribo nada sería una señal de que ha tocado.