Nunca volverás a ser tan joven como lo eres ahora. Ni volverás a ver el mundo tal y como se te presenta en éste momento. Todo aquello que sientes, piensas o apartas para un futuro incierto no será igual que en éste, tu presente.
Agárralo bien, pues es tuyo y de nadie más.
Las letras que vas enlazando al escribir no volverán a unirse de la misma manera como ves que lo hacen en éste preciso instante, y nunca, jamás, las palabras sonarán iguales de boca de otra persona que de la tuya.
Cada persona es un mundo, la vida es corta y también ancha. La vida da muchas vueltas, el mundo es muy grande.. Tan sumamente grande que se nos escapa a cada segundo y por miedo a perdérnoslo, tratamos de hacer de él nuestro rinconcito particular en el que vienen y dejan de pasar cosas y más cosas.
Porque si no, sentimos que no tenemos nada propio. Y porque hay muchos momentos que merece la pena recordar. Otros momentos que creíamos olvidados nos vienen a la mente cuando menos lo esperábamos y tenemos la sensación de abrir una nueva etapa con la que ponerse a trabajar.
Así es como nos sentimos vivos y crecemos conscientes de nuestro lugar en la tierra. Así, y a duras penas a veces, pues hay días en los que caemos rendidos. Rendidos porque la realidad nos puede, rendidos porque nos cansamos de nosotros mismos y acariciamos la necesidad de hacer cosas nuevas.. Y nos refugiamos en nuestra ficción.
Cada persona es un mundo, sí, y cada persona en su propio mini-mundo ve las cosas a su manera. Se defiende como puede, e inventa sus propios métodos para sobrevivir al calendario. Los hay que hacen todos los días lo mismo y no permiten que las circunstancias les soprendan. Otros son tan sensibles a los cambios que las circunstancias pasan desapercibidas frente a sus narices y siguen por su cuenta. Algunos se aferran a sentimientos ajenos, para no tener que identificar los propios. Incluso hay personas que tienen la capacidad de desconectar del resto y la sangre fría de fingir que todo les resbala.
A mí me enseñaron a no perder nunca la sonrisa. A vivir cada día haciendo todo lo posible por que sea un buen día dentro de las posibilidades que se te dan o encuentras, y a no tener miedo de nada. A saber que las cosas están bien hechas desde el momento en que te planteas cómo hacerlas, y si te equivocas, bien por tí. Has aprendido. "Escribe todo lo bueno que te pase" es uno de los mejores consejos que he recibido en mi vida y ser valiente es lo que más ilusión me hace demostrar. El sentimiento de estar haciendo feliz a quien esté a mi lado es lo que más me llena, y si no le doy felicidad mientras esté a mi lado, por lo menos estar contribuyendo a ello.
Y no hay más. Por hoy.... :)
Canción del día, para evadirse: Au Revoir Simone - Only you can make you happy