Ono: ¿Adquisición o salida a Bolsa?

Por Infoqhana @infoqhana

Llevamos un tiempo oyendo hablar de que en el sector de las telecomunicaciones, a nivel mundial, se está y se va a seguir produciendo un movimiento de fusiones y adquisiciones que va a cambiar el mapa actual. Se van a crear grandes conglomerados ya que pretenden beneficiarse de las economías de escala ahorrando costes, especialmente en lo referente a la inversión en inmovilizado y gastos de explotación que acarrean la instalación y la operación de grandes redes.

Estos días se está hablando de la oferta que Vodafone le ha hecho a ONO para adquirirla. Se ha hablado de grandes cifras que indican un precio ofertado de unos 6.900 millones de euros, incluida la deuda (que asciende a unos 3.417 millones).

Esta cifra supone un múltiplo de aproximadamente 9,5-10x Ebitda, que es una valoración bastante corta, viendo que las últimas grandes operaciones en el sector telecomunicaciones han estado sobre 12-14x, lo que hace suponer que todavía se está en una primera cifra que puede ser aumentada al alza.

Además, no solo existe recorrido si miramos los múltiplos sino que también hay otra oferta encima de la mesa por parte de Liberty Global, aproximadamente la misma cantidad.

Ambos posibles compradores tienen posibilidades de aumentar la oferta que han hecho ya que tienen liquidez para hacerlo. Vodafone vendió hace poco Verizon Wireless por más de 130.000 millones de euros y Liberty Global dispone de un fondo de unos 50.000 millones para llevar a cabo su estrategia expansiva en Europa.

Frente a esta posibilidad, existe otra salida estratégica para ONO que es su ya aprobada en Consejo de Administración, de cotizar en Bolsa.

¿Pero realmente es una alternativa estratégica la salida a Bolsa? Podemos estar de acuerdo en que no, ya que nos tenemos que fijar que aproximadamente el 80% del capital de ONO son fondos estadounidenses y canadienses, cuyo fundamento es invertir en compañías que al cabo de pocos años venden con plusvalías.

Y en este caso, la alternativa no se basa en la estrategia de seguir o no como empresa independiente para aumentar de valor, sino que alternativa es la mejor para conseguir una plusvalía más alta. Porque lo que también está claro es que si se produce la salida a Bolsa, serán los actuales accionistas los que primero salgan de la compañía obteniendo un beneficio. Y ONO será integrada, antes o después, en otra compañía de telecomunicaciones más grande con la que complemente su oferta y su base de clientes.

¿Y qué es mejor? Nadie tenemos una bola de cristal, así que todo lo que digamos son reflexiones con mayor o menor fundamento, pero sin garantía alguna de acierto.

Así, que hagamos un poco de futuro ficción. Si atendemos a las ofertas presentadas, estas tienen un margen de mejora, tanto por los comparables como por la propia competencia entre los dos gigantes en liza. Por tanto podemos suponer que la oferta final estará cercana o incluso superior a los 8.000 millones de euros.

Con estas cifras, la rentabilidad media anual de la inversión de los accionistas de ONO desde 2006 podría superar el 15%. ¿Mucho, poco? En otros momentos parecerían rentabilidades escasas para una inversión de este tipo, pero el escenario económico de hace unos años y el de ahora no son los mismos, por lo que podríamos hablar de unas rentabilidades bastante buenas.

Además, si el tiempo se alarga, existe la posibilidad de que el número de posibles compradores se reduzca ya que de los actuales, Liberty Global puede encontrar oportunidades en otros países que le haga abandonar la puja, y Vodafone compita con Orange por hacerse con el otro operador de banda ancha que hay en España, Jazztel.

Si esto sucediera, las posibilidades de negociación de ONO se reducirían a quedarse un solo posible comprador, lo que llevaría a que la oferta pudiera no ser tan interesante.

Si lo comparamos con una posible salida a Bolsa, que se plantea como una salida con ampliación de capital y venta de participaciones de accionistas actuales, pueden fijarse precios de salida interesantes y revalorizaciones a corto plazo interesantes. Pero lo que existe en este caso es la incertidumbre propia del futuro y que la salida no sea tan exitosa como se prevé debido a que seguimos en un periodo de volatilidad que no asegura resultados (los particulares no son garantía en este caso y las entidades financieras no están en su mejor momento).

Por tanto, ¿por qué apostamos? Aunque se ha rechazado la oferta inicial por parte del Consejo de Administración y se sigue con el planteamiento de salida a Bolsa, nos inclinamos porque tras estos movimientos iniciales, finalmente alguna de las ofertas llegue a unas cifras donde los accionistas actuales acepten y ONO pase a integrarse en una operadora más grande.