La onza de oro vuelve a las andadas y retoma las subidas impulsada por la aversión al riesgo que la privilegia como valor refugio. Sus recientes caídas que le llevaron desde un nuevo máximo multianual en los $1.265,30 hasta los $1.157,05 fueron necesarias para purgar el excesivo nivel de sobrecompra que había acumulado. La divergencia bajista que señalaron los osciladores funcionó a la perfección como ya adelantamos en su momento.
A corto plazo, vemos que el precio está perfectamente canalizado al alza y se sitúa holgadamente por encima de la...
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