La cuenta se paró en 25. Novak Djokovic, tricampeón defensor del Grand Slam australiano, llevaba tal cifra de victorias consecutivas sobre el azul de Melbourne hasta que Stanislas Wawrinka, número ocho del mundo, puso su punto y final. El suizo chocará en semifinales con Tomas Berdych, quien se deshizo de David Ferrer en cuatro mangas.
'Stanimal' acabó con la dictadura de Djokovic en Australia
21 de enero de 2014 . JORNADA 9CUARTOS DE FINAL
04:30
Tomas Berdych completó la madrugada del martes el póker de semifinales de Grand Slam. Solamente le faltaba llegar a la penúltima ronda del Major australiano y David Ferrer fue su conejillo de indias para lograrlo. El checo comenzó el encuentro marcando el ritmo con su saque, de la manera que lleva haciendo durante todo el torneo. Ferrer intentaba frenar la emboscada pero se hundía en el error de revés una y otra vez. El set acabó con un escandaloso 6-1 que no mentía sobre lo que estaba ocurriendo sobre la pista. Berdych volaba sobre su derecha y David caía en picado ante la potencia del checo.
En el segundo set se vio una película un poco más larga pero con el mismo guión. El de Jávea apretó desde el resto hasta el punto que logró romperle el servicio al único tenista que todavía se mantenía invicto desde la línea de saque. Fue algo fugaz. En el siguiente juego, Berdych le devolvía la rotura y sacaba para anotarse la segunda manga. Y así fue. El número siete del mundo mandaba dos sets a cero y se ponía con pie y medio en sus primeras semifinales en las Antípodas después de once participaciones.
Pero jugar contra David Ferrer supone no poder confiarte nunca y jugar punto a punto. Hasta el momento, Tomas lo había hecho a la perfección, con lo que en el tercer parcial tocaba descanso. Eso lo aprovechó el alicantino para arrancarle el primer set del torneo al checo (13-0 hasta ese momento) y trastocar todas las casas de apuestas internacionales. No sería la primera vez que David consigue la machada de darle la vuelta a un marcador tan adverso. El año pasado por ejemplo, obtuvo su pase a semifinales en Melbourne después de remontar un 2-0 en sets a su compatriota Nicolás Almagro. El español recortaba distancia (6-1, 6-4, 2-6) pero no iba a tener la misma suerte que la temporada pasada.
Berdych voló hasta semifinales
Berdych recuperó la sintonía con su raqueta y empezó a repartir todo su arsenal tal y como había hecho en las dos primeras mangas. Con su saque volvió a llevar la batuta del encuentro y con la derecha cerraba cada partitura que David se empeñaba en desafinar. Finalmente, cuando sacó para coronarse, no le tembló la mano pese a lo que significaba aquel triunfo. Era su primera victoria en la Rod Laver Arena y estaba en las semifinales del Open de Australia por primera vez en su carrera. En el primer Grand Slam de la temporada, el checo ya está entre los cuatro mejores.
09:00
Se venía el mejor partido del torneo en las nueve jornadas disputadas y no defraudó. Un año después, en la misma superficie, con los mismos protagonistas y el mismo nivel de tenis, altísimo. Solamente cambiaba la ronda, en aquella ocasión no eran cuartos sino octavos. El serbio no caía tan pronto en su pista predilecta desde 2010, año en el que comenzaría una carrera donde no conocería la derrota bajo el sol de las Antípodas hasta mucho tiempo después. Justo hasta hoy.
Los primeros compases del encuentro fueron favorables al discípulo de Boris Becker. El alemán acompañaba por primera vez al número dos del mundo desde la grada y se esperaban grandes resultados de esta dupla de campeones. Lo que es seguro es que el serbio jamás olvidará el día de hoy. Como habíamos dicho, los primeros intercambios fueron tímidos y cayeron del lado de Nole. Un set rápido, tirando de oficio, 6-2 y el primer paso ya estaba dado. Se temía no repetir el espectáculo ofrecido 365 días atrás con un parcial tan fulminante. Todo lo contrario, lo mejor estaba por llegar.
El serbio empezó con buen pie
Wawrinka en ningún momento perdió la cabeza, al revés, esa primera cuchillada de su rival le sirvió para centrarse y amueblar su juego. Soltó el brazo de derecha, de revés y con el saque. Desde el servicio iniciaba su reconquista, metiendo menos primeros que su rival pero la mayoría valedores para barrer el punto para casa. Djokovic, habitual cazador, se encontraba en una situación nueva para él, era la presa. Corría de un lado para otro intentando frenar la tormenta suiza, sin éxito. Dos sets inmaculados, brillantes, casi perfectos. Novak había pasado de estar enchido de confianza y creer que el compromiso sería pan comido, a verse por detrás en el marcador y sin herramientas para darle la vuelta a la tortilla. Una batalla mental donde la experiencia y el ránking suelen salvarte la vida
La bestia estaba salvaje, sin ninguna piedad, arrasando con cualquier elemento que se opusiera sobre la pista. Quizás perder el primer parcial fue la mejor medicina para Wawrinka, que mostraba al resto de jugadores ATP dos realidades que creían inexistentes: la primera, que al serbio se le puede ganar, la segunda, cómo. "Hasta aquí he llegado. Si pierdo, pierdo. Pero la oportunidad de intentarlo no se me va a escapar". La cabeza del helvético tenía una misión a corto plazo, combatir con Novak de tú a tú partiendo desde la agresividad y la contundencia. A largo plazo tenía otra más personal: la venganza. En 2013 se le había escapado la victoria por un suspiro siendo superior y alcanzar la excelencia de su tenis. Ni por asomo quería ver repetido aquel capítulo.
Pero Djokovic siempre vende cara su piel, la piel del chacal que por naturaleza le hace reengancharse a este tipo de partidos agónicos y, en la mayoría de ellos, acabar celebrando la victoria. El serbio jugó con mucha cautela el cuarto set sabiendo lo que había en juego y esperó el momento oportuno para morder. Un break que llegaba después de casi tres mangas nadando a contracorriente que le haría certificar el empate y volver a implantar la igualdad en el luminoso. El final se asemejaba mucho a aquel maratón de 2013 en octavos, donde Stan se llevaría el jarro de agua fría. Esta vez fue Novak quien se iba a quedar helado.
Pero esta vez el ganador fue el helvético
El set definitivo fue una dictadura desde la línea de saque por parte de cada jugador, donde los puntos de rotura no tenían cabida en el largometraje. Llegó el momento crucial, empate a seis y sin tiebreak. El más fuerte levantaría los brazos y el derrotado doblaría las rodillas. Solamente podía quedar uno en pie aunque ambos merecían un monumento después de cuatro horas de sacrificio y corazón. Wawrinka 8-7 arriba, al saque Djokovic, 30-30 y punto para el suizo. Bola de partido. La oportunidad de su vida. La de batir al tricampeón en Australia, poner su nombre en todas las portadas y clasificar por primera vez en su carrera a las semifinales del primer Grand Slam del año. No tuvo ni que ponerla en la línea, como venía haciendo a lo largo de toda la noche. Fue el propio Nole quien, preso por los nervios, disparó desviado un drive que le daba a 'Stanimal', aquello que le había privado justo un año atrás. La hazaña se había completado. El Rod Laver Arena se volcó con el hombre que doce meses antes derramaba sudor y lágrimas. Hoy, solamente lo primero. El balcánico aceptó la derrota y abandonó el estadio con el sentimiento de haber sido asaltado en su propia casa. Por su parte, Wawrinka, disfrutaba de su momento junto a los 15.000 espectadores rendidos a sus pies. La clave del éxito estaba tatuado en su brazo: "Lo intentaste alguna vez, fracasaste. No importa, intentálo de nuevo. Fracasa mejor". Por suerte, la escritura no traspasó a la realidad, se quedó grabado en su interior, donde un año después, el fracaso dio paso al triunfo.
Mañana, los otros dos partidos de cuartos de final:04:30 Rafael NADAL (1) VS Grigor Dimitrov (22)09:30 Andy MURRAY (4) VS Roger FEDERER (6)