Dicho y hecho. Ya puedo tachar la serie documental gastronómica Chef's Table de mi listado de producciones pendientes de ver. Con independencia de que mi economía jamás me permitiría entrar (véase que he escrito 'entrar' deliberadamente, porque lo que es 'comer' quedaría descartado de antemano) en restaurantes como La Ostería Franciscana de Massimo Bottura [Modena], el Blue Hill at Stone Barns de Dan Barber [New York], o el Attica de Ben Shewry [Melbourne], hay que reconocer que la sensación de continuo babeo que a uno le proporciona ver en pantalla los diversos platos creados por estos galácticos de los fogones, ya hace que la experiencia merezca la pena. Y si encima de todo podemos escuchar el invierno de Antonio Lucio Vivaldi durante la cabecera inicial, ¿qué más se puede pedir? Una auténtica delicia para los sentidos. ¡Disfrútenlo!
Dicho y hecho. Ya puedo tachar la serie documental gastronómica Chef's Table de mi listado de producciones pendientes de ver. Con independencia de que mi economía jamás me permitiría entrar (véase que he escrito 'entrar' deliberadamente, porque lo que es 'comer' quedaría descartado de antemano) en restaurantes como La Ostería Franciscana de Massimo Bottura [Modena], el Blue Hill at Stone Barns de Dan Barber [New York], o el Attica de Ben Shewry [Melbourne], hay que reconocer que la sensación de continuo babeo que a uno le proporciona ver en pantalla los diversos platos creados por estos galácticos de los fogones, ya hace que la experiencia merezca la pena. Y si encima de todo podemos escuchar el invierno de Antonio Lucio Vivaldi durante la cabecera inicial, ¿qué más se puede pedir? Una auténtica delicia para los sentidos. ¡Disfrútenlo!