Uno de los mayores peligros para la seguridad nacional de Estados Unidos actualmente es la alianza de regímenes dictatoriales o grupos terroristas. Lo vemos en dos casos flagrantes: la alianza entre Irán y Corea del Norte, y la alianza entre el Estado Islámico y Al Qaeda o entre yihadistas de base de distintos grupos internacionales afines.
La alianza entre Irán y Corea del Norte se ha sustanciado en una campaña de ciberataques contra instituciones del Gobierno y empresas estadounidenses, aunque no únicamente, también de otros países como Israel y de la Unión Europea. Ataques que han afectado a infraestructuras esenciales, como el suministro de agua, electricidad, financieras, bancarias, etc. Esta campaña de ataques ha llegado a golpear incluso al Pentágono y a la Marina norteamericana, y son parte de lo que conocemos como Operación Cleaver, de amplio espectro y objetivos.
Las pruebas recogidas por la inteligencia estadounidense y por la firma privada Cylance, que ha trabajado en este caso, demuestran la implicación del régimen iraní en esta campaña de ciberataques contra intereses estadounidenses, en concreto de su Guardia Revolucionaria, que podría ser el epicentro de la operación.
La Operación Cleaver ha extendido sus ataques con prioridad sobre objetivos localizados en el sector de las compañías aéreas, energéticas y empresas con intereses en la industria militar, fundamentalmente de Estados Unidos, pero también contra infraestructuras básicas de países occidentales y sus recursos. La participación del régimen de Corea del Norte, con quien Irán mantiene un acuerdo de colaboración económica y tecnológica, coloca a ambos en el punto de mira de Estados Unidos y se configuran como miembros de una de las alianzas más peligrosas.
En el caso del Estado Islámico y sus alianzas puntuales con Al Qaeda e infinidad de grupos y “lobos solitarios” yihadistas, ya ha dado más de un disgusto en forma de ataques terroristas indiscriminados. En este caso el entrenamiento y la experiencia de combate en Irak y Siria, dibujan un horizonte inquietante por el riesgo extremo que presentan esos yihadistas que regresan a Occidente, y más aún, los que permanecen como células durmientes en el seno de las sociedades occidentales, que no son pocos ni pacifistas precisamente.
Las alianzas entre enemigos de Estados Unidos son hoy un peligro real que se concreta en acciones de guerra y terrorismo de distinto tipo. Es uno de los fenómenos que amenazan la seguridad nacional y que definirán el panorama en 2015 y en años próximos.
Luchar contra esas alianzas y destruirlas deben ser prioridades de Estados Unidos y sus aliados.