Si hay un director francés que colabora con el cine español, ese es Miguel Courtois. Se trata de un cineasta muy bien documentado a la hora de realizar una película. Sus dos películas más conocidas como GAL (2006), donde se denunciaba el terrorismo de estado y Lobo (2004), en la que se cuenta como un policía se infiltró en la banda terrorista ETA. En esta ocasión se traslada a Colombia para contar una historia basada en hechos reales como Operación E (2012).
El argumento gira en torno a un campesino, que sobrevive en la selva amazónica con su mujer, su suegro y sus cinco hijos. Las circunstancias le obligarán a hacerse cargo de un niño secuestrado por las FARC, lo que le conllevará no pocos problemas.
Nuestra joya de la corona, Luis Tosar, se está convirtiendo en el Spencer Tracy o el Cary Grant de nuestro cine. Su transformación ha sido camaleónica, pues ha mudado de tal manera el acento que uno no sabe si ha nacido a un lado u otro del océano Atlántico, lo que le ha ocasionado varios trastornos según confesó a Fotogramas: “Yo no soy colombiano, y pensar en reproducir un acento es siempre una tarea arriesgada para un actor. Y hacerlo encarnando a un personaje real es doblemente complicado. No voy a contar los procesos internos que sufrí que yo mismo provoqué, porque eso es parte del oficio y realmente lo que importa es lo que haya quedado después, pero todos los miedos que surgieron se disiparon en cuanto se dijo acción por primera vez.” Representa a un padre que es consciente de la situación en la que se encuentra. Para él, la familia es lo único que tiene en la vida y hará todo lo que esté en su mano para sacarla adelante. Llama la atención, en el sentido positivo del término, la comunión existente entre la Iglesia y el pueblo hispanoamericano, ya que recurren a ella cuando la situación lo requiere sin ningún tipo de problema, un detalle presente en la filmografía del continente.
En un segundo plano, el cineasta parece muy crítico con las FARC, explicando como esta guerrilla de carácter marxista secuestra a los que no piensan como ellos para obtener un rescate; se nutre del narcotráfico y alista a niños a la fuerza para que formen parte de su ejército. Sin embargo, aunque reconoce la labor de Uribe, muestra su malestar hacia las fuerzas paramilitares y por la injusticia cometida sobre el protagonista de este suceso, Crisanto. Este largometraje homenajea a las victimas del conflicto.
En contraposición con lo positivo, la iluminación de la película nos parece insuficiente y la banda sonora resulta irritante y reiterativa.