Operación gerónimo (ii)

Por Salvaguti
¿Existen realmente o son otra leyenda de ese mundo de taco y Pingus? ¿Has tenido alguna vez uno entre las manos? ¿Los has llegado a ver? ¿Existen?
Gracias a una venta “sobre plano” ganaron setenta mil euros, que invirtieron en la compra de un solar al que le ganaron doscientos mil y que la constructora vendió por tres veces su valor inicial. Luego vinieron otros solares, algunas fincas y más compras y ventas “sobre plano”, casi un millón de euros de beneficios. Y porque no quisieron meterse en líos o arriesgar más de la cuenta, que podrían haber ganado mucho, mucho, más. Ahora se arrepienten, visto lo visto, lo que ha metido la mano la gente y no ha pasado nada. Hablamos de dinero sin polvo y paja, de taco, de B, hablamos de dinero negro, por supuesto. Desde hace unos años ya apenas realizan alguna operación, la cosa está muy parada, se dicen entre ellos, con gesto de melancolía, cuando hablan, cuando se encuentran en esos sitios, sitios caros, en los que antes se solían encontrar con frecuencia y que ya no frecuentan tanto. Esos sitios con zonas vip, gulas y Pingus. Por suerte, y no como les ha sucedido a muchos, te puedo contar el caso de seis docenas, de ganar dinero a esportones y ahora no tener ni paro, lo que yo te diga, fueron previsores en la época de la abundancia y ahora tienen para pasar esta mala racha. Porque seguro que esto es una mala racha que tiene que acabar, se repiten. Mientras tanto, cada jueves por la noche, sacan los sobres que guardan en la caja fuerte que instalaron en el vestidor de ella. En cada sobre hay mil euros, en dos billetes de quinientos. Aún les quedan 83 sobres. Cada viernes, que es cuando hay más movimiento, gente que entra y sale, justo después de almorzar, recorren cientos de kilómetros en algunos casos, acuden a un centro comercial para cambiar un billete de 500 euros, dos si la cosa está buena. Cada vez les resulta más difícilcolocar un “binladen”, que los miran raros, y ya ves tú que llegamos a pagar el todoterreno de una tacada, pero esas cosas ya no se pueden. Suelen recordar aquella... sigue leyendo en El Día de Córdoba