Estoy exhausta. Llevo dos días seguidos que me paso las tardes limpiando braguitas y más braguitas. Suerte que tengo una amigas compañeras de trabajo que son unas expertas en esto de ser mamás y me recomendaron unos packs enormes (y económicos) de braguitas de la Hello Kitty y las Princesas. Sino, no daría al abasto.Me he dado cuenta que en más de un año de blog aún no había hablado del tema pañales. Quizá sea porque la experiencia de quitar el pañal con mi hijo mayor fue un completo desastre. Leí manuales, me informé, estaba súper preparada pero fue un auténtico fiasco. Lo intenté el verano que aun no había cumplido los 2 años, pensando que así, cuando naciera Pequeña Foquita tendría dos niños pero sólo uno con pañales. Pero la experiencia te demuestra que los niños deben seguir su propio curso. Mi hijo no estaba preparado y cuando me di cuenta que le estaba amargando las vacaciones decidí volver a ponerle el pañal y disfrutar de su último verano como hijo único. Al año siguiente lo volví a intentar. Y sinceramente, no recuerdo como fue. Será que estaría más preparado y el proceso fue más rodado. Pues eso, como mis recuerdos con la primera operación pañal de mi vida fueron nefastos, no veía el momento de revivirlos con mi Pequeña Foquita. Pero hace unos días su profesora me dijo toda decidida que lo quitábamos y no la quise contradecir. Lleva una semana y media con las braguitas-pañales en clase. La han sentado a hacer pipí a la vez que los demás niños que ya no llevan pañal y cuando llegamos a casa le quito el pañal y le pongo una braguita normal. Y hoy, como las profesoras han visto que con la braguita-pañal no hacía pipí han decidido quitársela. Ha tenido algún que otro escape pero se han lanzado a la piscina y me la han devuelto sin pañal. Como además de guapa es más tozuda que una mula, no ha querido empapador en el coche así que hemos ido todo el camino en tensión y preguntando: ¿Tienes pipi? Noooo! La pobre debería pensar que su madre se había vuelto un poco (más) tarumba. Pero oye, hemos llegado a casa sequitas sequitas. Cuando nota que se le escapa un poquito de pipi va corriendo al orinal y cuando termina hacemos un gran ¡BRAVO! y así hemos pasado la tarde. Yo limpiando braguitas, ella haciendo pipí en el orinal y su hermano aplaudiendo. Todo un espectáculo.Esta vez ha sido más natural. No sé si hemos seguido un método, no sé si lo he hecho mejor que la otra vez. No sé si a lo mejor es simplemente que estaba preparada y todo ha ido rodado porque así tenía que ser. Está bien tener pautas pero a veces da la sensación que con esto de los niños, con cada paso que dan, se ha de hacer un cursillo de método para conseguir adiestrarlos correctamente, con el dormir, el comer, el caminar, el pañal... A lo mejor si confiáramos más en nuestros pequeños, nos dejáramos incluso guiar por ellos, nos sorprenderíamos gratamente de lo mucho más fácil que es todo. Pero bueno, no canto victoria del todo, que aún tenemos un largo camino por recorrer. Y muchas lavadoras por poner.