La operación fue liderada por la Teniente General La Madre Tigre, a cargo de la planificación táctica, asistida por el Comandante El Marido responsable de la intendencia y el Brigadier de remplazo El Soltero válido tanto para rotos como para descosidos.
Ejecución: La operación se desarrolló en cinco fases.
Fase I: Reclutamiento y entrenamiento
Tras el recuento de aspirantes que ascendió a diez más La Cuarta se sometió a las reclutas a duras pruebas de entrenamiento peinetero para el desarrollo de sus capacidades de supervivencia. Se utilizaron gran cantidad de globos, huevos y Euros embadurnados en harina. Nadie salió indemne y todavía no se han recuperado siete Euros y veinticinco céntimos. Se sospecha que hayan podido ser deglutidos o sisados.
Una vez superado el periodo de formación tuvo lugar la ceremonia de entrega de los petates de purpurina con los víveres necesarios para la incursión en filas enemigas: zumo, bocata y piruleta. A cada soldado se le asignó además un arma u artilugio según sus habilidades. Hubo brújulas, periscopios, navajas multiusos, catalejos, binoculares, cronómetros, lentes de aumento, varas de medir y linternas dynamo.
Fase II: Tras las líneas enemigas
El escuadrón fue transportado en el vehículo polivalente La Furgoneta hasta las trincheras enemigas en el bosque donde con gran entrega y valentía superaron obstáculos de diversa índole para la recuperación de las pistas; la primera de las cuales estaba convenientemente escondida bajo una moñiga de caballo. Se avistaron ciervos y jabalíes para regocijo del pelotón. Finalmente hubo que hacer uso de calzado anfibio para el traslado de las tropas a un islote sito en una charca insalubre donde estaba enterrado el cofre del tesoro con una ingente cantidad de monedas de chocolate.
Fase III: Aprovisionamiento y recuento
De vuelta al campamento base se repartió el rancho de salchichas y mazorcas de maíz del que dieron buena cuenta. Como colofón helados de chocolate y vainilla a discreción. Para esparcimiento de las filas se procedió al visionado de una película animada previo generoso racionamiento de palomitas per cápita. Tras el toque de retreta se pasó revista de dientes, manos y caras lavadas. Los pies se dieron por imposibles. Pudiera ser que más de una esté criando musgo en los pinreles.
Fase IV: Primera, segunda y tercera imaginaria
Mientras los quintos dormían supuestamente en sus camastros los altos mandos hicieron oídos sordos a todo tipo de avanzadillas y escaramuzas que por allí acontecieron. Llegadas ya horas más que indecentes para cabos de tan tiernas edades hubo que recurrir al batallón disciplinario para, tras muchos e infructuosos intentos, conseguir paliar el exceso de adrenalina y azúcar en sangre y reducir a las insumisas.
Fase V: Desfiles y otros honores marciales
La Tercera fue la encargada de tocar diana a eso de las seis cuarentaycinco tras lo cual a ritmo de cumpleaños feliz se ingirieron colacaos, zumos de naranja natural, tartas cumpleañeras con soplado de siete velas, fresas y frutas varias. A partir de ahí lucieron los uniformes de gala de las fuerzas de las folclóricas, la orden de las princesas y el regimiento de las bailarinas. Se sucedieron toda suerte de desfiles, concursos de talentos y recitales improvisados. Finalmente, para calmar los ánimos, a falta de bromuro se distribuyeron bolsas de tela que cada una camufló a su gusto y que sirvieron para la recolecta de los dulces de todos los colores y sabores que habían cruzado la frontera infiltrados en una piñata de unicornio lila.
Recuento:
Se confirma pues el éxito rotundo de la operación sin bajas ni víctimas entre la población civil salvando las trompas de Eustaquio de la vecina. Se teme sin embargo la posible deserción de El Soltero por empacho de rosa.
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