Operar o no operar de amígdalas. Esa es la cuestión

Por Stornel
Ha salido una guía de práctica clínica de un tema siempre candente ¿Cuándo y cuándo no hay que operar a un niño de amígdalas?. Ha sido realizada por un grupo de pediatras expertos en otorrinolarigología y enfermedades infecciosas de EEUU y acaba de salir publicada en enero de 2001. Como todas las guías tiene una duración breve pero, al menos, nos sirven para tener las ideas claras de los conocimientos actuales sobre un problema médico. Concretamente la extirpación de amígdalas siempre ha sido un problema por falta de criterios fidedignos y estos expertos han tenido la buena voluntad de hacer un trabajo serio y fidedigno basado en evidencias.
Ya sabe mi amigo José Cristóbal Buñuel Álvarez que, director de la encomiable revista Pediatría Basada en Pruebas, que yo no soy muy afín a estas tendencias. El motivo es simple; se revisas sólo artículos de la literatura inglesa y, por tanto, son evidencias en inglés y para los ingleses. Al cabo de un tiempo muchas evidencias y guías se han de cambiar porque surgen nuevos estudios que las rebaten. Un ejemplo sencillo es la profilaxis con antibióticos del reflujo vesicoureteral en el bebé. Hasta hace poco, era sagrado dar una dosis nocturna durante años y, ahora, no hay que hacer nada ¿a cuántos niños se les ha dado antibióticos inútilmente? No lo critico, es el progreso y lo cierto es que los médicos necesitamos expertos para que nos digan hasta ahora esto parece lo correcto, adecuado y conveniente.
Esta guía, como todas, es meticulosa, prolija, detallada, exhaustiva y hasta difícil de entender,,, un tostón, vamos. Está dividida en varias recomendaciones:
  1. Conducta expectante en infecciones recurrentes de amígdalas si un niño tiene menos de 7 episodios en el año anterior o menos de 5 episodios por año en los 2 últimos años o menos de 3 episodios en los últimos 3 años
  2. La amigdalectomía puede ser una opción para la infección de la garganta recurrente con una frecuencia de al menos siete episodios en el año anterior, por lo menos 5 episodios al año durante 2 años, o por lo menos 3 episodios por año durante 3 años, siempre que la documentación del expediente médico de cada episodio de dolor de garganta y la presencia de al menos uno de los siguientes: temperatura superior a 38,3 ° C, adenopatías cervicales, exudado amigdalar, o resultado positivo para estreptococo del grupo A β-hemolítico.
  3. Los niños con infección de garganta recurrentes que no cumplan con los criterios del punto 2 hay factores que favorecen la amigdalectomía, como la alergia múltiples antibióticos y la intolerancia, la fiebre periódica, estomatitis aftosa, faringitis y adenitis, o antecedentes de absceso periamigdalino. Otros más se pueden incluir aquí.
  4. Los médicos deben preguntar los cuidadores de los niños con dificultad respiratoria durante el sueño más hipertrofia amigdalar, si tienen trastornos que pueden mejorar después de la amigdalectomía, como retraso del crecimiento, bajo rendimiento escolar, enuresis y problemas de conducta.
  5. Los médicos de los niños con resultados anormales polisomnografía que también tienen hipertrofia amigdalar y dificultad respiratoria durante el sueño deben ser aconsejados sobre la amigdalectomía como un medio para mejorar los problemas de salud relacionados con su dificultad respiratoria.
  6. Informar a los cuidadores que los niños con dificultad respiratoria durante el sueño, ésta puede persistir o recurrir después de la amigdalectomía y pueden requerir manejo ulterior.
  7. Se recomienda una dosis única intraoperatoria de dexametasona intravenosa debe administrarse a niños sometidos a amigdalectomía.
  8. No se recomienda administrar o recetar antibióticos perioperatorios (antes, durante o después de operar) a los niños sometidos a amigdalectomía.
  9. Los médicos deben proponer un  tratamiento efectivo del dolor después de la amigdalectomía y deben educar a los cuidadores sobre la necesidad de administrar y re-evaluar el dolor.
  10. Por lo menos una vez al año, los médicos que realizan la amigdalectomía (otorrinolaringólogos) deben determinar cuántos pacientes han tenido hemorragias postintervención primarias (primeras 24 horas tras la intervención) o secundarias (más de 24 horas después pero generalmente entre 5-10 días) para saber si la técnica es adecuada y efectiva.
Está bien hecho pero este prolijo "tocho" ocupa 30 páginas de letra pequeña. Tiene detalles interesantes como comparar los diferentes tipos de técnicas que se usan para extirpar las amígdalas como son: disección fría (con instrumentos cortantes) - la clásica, diatermia (disección electroquirúrgica), las técnicas "calientes" como radiofrecuencia, coblación  o escalpelo armónico. ¿Las conocían? A que no; pregunten a su especialista qué técnica empleará si debe operar a su hijo.