Operas prima

Publicado el 29 noviembre 2009 por Nestor74
En cine, el término opera prima se refiere al debut de un director en la realización. Grandes directores han tenido trabajos muy poco interesantes en su primera incursión tras las cámaras. Sin embargo, ha habido otros casos francamente espectaculares con películas que han pasado a la historia. Este artículo trata de recoger algunos casos interesantes con directores de renombre que salieron muy airosos en su primer trabajo y otros a los que no les fue tan bien.




Entre los casos de éxito total en el debut podemos citar a Mike Nichols con El Graduado (1967), Quentin Tarantino (Reservoir Dogs, 1992), Frank Darabont (Cadena Perpetua, 1994), y Sam Mendes (American Beauty, 1999).

De Sam Mendes se llegó a decir que se trataba del mejor debut en la dirección de la historia. En cualquier caso, no cabe duda que todos los miembros de la lista anterior demostraron grandes cualidades y han ido configurando una carrera sólida (la única excepción sería Darabont, que ha realizado varios films posteriores, aunque ninguno del nivel de The Shawshank Redemption).

Una vez hemos hablado de los éxitos, vamos a tratar también otros casos que afectan a algunos de los mejores directores de la historia del cine. Resulta curioso ver como, en sus primeros trabajos, no gozaron de la autonomía suficiente y tampoco dispusieron de grandes guiones sobre el que apoyar su trabajo creativo.


Clint Eastwood

Tras consolidar su carrera como actor, debutó como director en Escalofrío en la Noche (Play Misty for Me, 1971). Fue un trabajo sólido en el marco de un thriller sencillo en su planteamiento pero bien administrado por Eastwood. Indudablemente, no es uno de sus mejores films, teniendo en cuenta las magníficas películas que vinieron después, pero supone un buen inicio que ya apuntaba algunas de las señas de identidad que le han distinguido a lo largo de los casi 40 años posteriores.
Steven Spielberg

Son muchos los que consideran que el telefilm Duel (1971) debería ser considerado como su opera prima. Desde luego, Duel fue un trabajo imponente en el que Spielberg demostró ser un gran dominador del ritmo y el suspense. Pero, si nos ceñimos al punto de vista cinematográfico, Loca Evasión (The Sugarland Express, 1974) fue su debut oficial en la gran pantalla. Viendo la película se nota claramente que fue un encargo que se le hizo y que le permitió introducirse en la industria para poder llevar adelante sus propios proyectos en el futuro. La dirección es bastante rutinaria y el argumento no es demasiado interesante. Pero gracias a este trabajo, Daryl F. Zanuck y David Brown, productores del film, decidieron confiar en él para el nuevo proyecto, mucho más ambicioso, que iban a llevar a la pantalla. Se trataba de Tiburón (Jaws, 1975), un proyecto colosal, con retos técnicos importantes, un rodaje ennormemente complicado, pero en el que Spielberg demostró su enorme buen hacer convirtiendo el film en su primera obra maestra.
Martin Scorsese

Después de rodar varios cortometrajes y documentales, Scorsese tuvo la primera oportunidad de dirigir un largometraje con Who's That Knocking on my Door (1967). Con una producción totalmente amateur y un presupuesto de sólo 75.000 dólares, Scorsese fue capaz de convertir un cortometraje universitario en un largo que acabó ganando el festival de cine de Chicago en 1968. Sin duda, vista ahora, el tiempo le ha caído encima y sus planteamientos y estilo de vida se circunscriben a una época muy determinada que coincidía con el auge del movimiento hippie, la oposición a la Guerra del Vietnam, y el activismo antisistema que fue constante a finales de los 60 y principios de los 70.
Francis Ford Coppola

Los inicios del director encumbrado al estrellato con El Padrino (1972) fueron curiosos. Su film de debut, producido por Roger Corman, fue el thriller de terror de serie B, Dementia 13. Una película marca de la factoría Corman que a Coppola le sirvió para familiarizarse con el medio. Unos años después llegaría su entrada definitiva en Hollywood con otros proyectos como realizador y guionista hasta que finalmente pudo ponerse en la silla de mando en las crónicas de la familia Corleone. Y el resto es historia.
Ridley Scott

Forjado en el mundo de la publicidad, el director británico debutó en la realización de largometrajes con Los Duelistas (1977). Un film de época ambientado en las Guerras Napoléonicas que suponía la crónica del enfrentamiento entre dos húsares del ejército francés durante largos años a través de sucesivos duelos. Un debut potente que demostró que se había descubierto a un director capaz de hacer grandes cosas. No pasó desapercibido su trabajo cuando un año después se le ofreció la posibilidad de dirigir uno de los films más importantes del género de ciencia-ficción: Alien (1979). A partir de allí, Ridley Scott nos ha ido ofreciendo su genio creativo en contagotas aunque parece que en los últimos años ha decido echar el resto y está rodando de forma muy continuada.
James Cameron

Roger Corman ha sido un gran padrino de jovenes realizadores que después han sido grandes directores. James Cameron fue otro de esos jovenes talentosos que obtuvo su oportunidad de trabajar en el cine gracias a la factoría de Roger Corman donde entró como diseñador de miniaturas. Colaborando en las películas de serie B de Corman, Cameron aprende lo que es el negocio del cine desde la base. En 1980, se convierte ya en director artístico de Battle Beyond the Stars y, al año siguiente, supervisa los efectos en el clásico de John Carpenter, Escape from New York.
Dentro de esta amalgama de proyectos de bajo presupuesto en los que trabajó, destaca su contratación como responsable de efectos especiales de Piranha II: The Spawning. La producción era un autentico caos y el director abandonó a los pocos días de rodaje. El productor del film, Ovidio G. Assonitis, decidió darle el puesto a Cameron que, de esta forma, debutó en la dirección de largometrajes. Un debut completamente lastrado por una película que no se aguantaba por ningún lado y que era lamentable de principio a fin. Cameron se dedicó a poner fin al rodaje cuanto antes para librarse así de las continuas intromisiones del magnate Assonitis que se creía que estaba produciendo una obra maestra. Esta película casi estuvo a punto de acabar con la carrera de JC pero supo sobreponerse y, de vuelta a Estados Unidos, se propuso desarrollar un proyecto propio que colmara sus ambiciones. Un organismo cibernético que venía del futuro fue la premisa de tal proyecto...
Oliver Stone

El director neoyorkino volvió de Vietnam a finales de los 60 dispuesto a probar todo lo que se le presentara. Su vida bohemia le llevó a conocer a gente del medio audiovisual que le convenció de que podía dedicarse a ello. Empezó a escribir guiones y el primero de ellos se acabó convirtiendo en un film de bajo presupuesto que él mismo pudo dirigir. Seizure (1974) es su opera prima aunque su nula distribución hace muy difícil, por no decir imposible, poder visionarla. En 1981, dirigió The Hand, un thriller psicológico en el que tuvo la oportunidad de trabajar con el productor Edward R. Pressman que después contó con él para la primera versión del guión de Conan.Sin embargo, yo sigo considerando Salvador (1986) como su debut real. Una película que ya incluía los elementos de fuerte contenido político que han caracterizado la mayor parte de sus trabajos posteriores.